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Calavera Infernal

Calavera

Derivando (18)

Derivando (18) El camarero extrañado por la tardanza de Mario, se acercó a los servicios, y allí pudo escuchar los jadeos incesantes de dos personas, Carol gritaba mucho... Picado por la curiosidad se acercó hasta la fuente de la cual salía ese ruido tan... excitante y allí vio acurrucados a Carol y a Mario como dos adolescentes... Tosió para que le oyesen... Mario se despertó de su letargo sexual y comprobó lo que había hecho... Ya no había solución posible... LA HABÍA VUELTO A CAGAR DE NUEVO...


La cuestión es que Mario no entendía realmente de eso que llaman malas intenciones, simplemente se dejaba llevar por lo que le apetecía en cada momento. Era de instintos bastante básicos, si había que comer, comía, si dormir, dormía y si se le ponía delante una rubia tremenda, pues eso, que se dejaba llevar.
Cuando llegó a casa Leire lo miraba divertida, “qué pinta traes, ¿se puede saber en dónde te has metido?. Vaya por Dios, la camiseta nueva destrozada, pero Mario, es que no piensas las cosas.”
Mario la miraba avergonzado, más de lo que ella podía imaginar... bajó los ojos al nivel de las suelas de las zapatillas de estar por casa de Leire y se quedó allí hasta que ella le levantó el rostro para darle un beso en la mejilla como a un niño revoltoso.
“No he vuelto a ver a la americana a la vuelta, a lo mejor nos han descalificado, jajaja, estas cosas son tan arbitrarias. O lo mismo está esperando a que le eches un polvo para admitirnos, todo puede ser, ¿no Mario?”

Mario comenzó a temblar “No seas idiota Leire, cómo va a querer eso, esta gente es profesional, no va basándose en polvos y contratos apañados. De todas formas está apañada si piensa que me interesa lo más mínimo...” Mario miraba de soslayo al espejo para ver si se le notaba la mentira en algún gesto, en alguna expresión.
Leire no dio importancia al nerviosismo de Mario “este chico es raro”, y se sentó a trabajar en el proyecto como todos los días.

“Debería decírselo... ¿cómo narices le digo a mi novia que se los he puesto con una americana a la que he visto tres veces y de la que depende un importante contrato? Esta vez me abandona definitivamente. Luisa, pase, que era mi ex y todavía quedaba algo de cariño y afecto, pero la americana...”

Y en éstas estaba, ante el ordenador... Cuando se quiso dar cuenta, estaba conectado al "Chat" su "Válvula de Escape" o la "Confusión total"... Sea como fuere, terminó hablando con su Sílfide, como todos los días... Y allí estaba totalmente vencido y sin saber qué hacer, ni qué decir... La verdad es que estaba "hecho un lío"...

(Continúa)

Derivando (17)

Derivando (17) Mario y Leire se quedaron pensativos, no volvieron a hablar del asunto, “Les llamaremos”, fueron las últimas palabras de la pretendida Carol Parker antes de cruzar el dintel de la puerta.

Mario, por aquel entonces había cogido la costumbre de chatear, cuando se cansaba mucho de su trabajo... A él como profesional, no le gustaba eso... Lo consideraba una bobada, pero se encontró con gente muy interesante, y poco a poco se fue enganchando... Al final no sabía si se sentaba al ordenador para trabajar o para chatear.

Había coincidido varias veces con Sílfide (Carol) él no sabía quien era, pero nuestra amiga Carol sí, y jugaba muy bien con ello... Mantenían unas conversaciones en el Chat muy personales e incluso entrado el tiempo llegaron a declararse su amor... Todo esto se mantenía bajo el más estricto secreto, nadie sabía quiénes eran y de dónde, salvo cuando se intimaba mucho... Mario llegó a intimar, aunque él no lo reconociera, con Sílfide...

Los días iban pasando, más largos si cabe cada día, Leire observaba la psicología de las personas que jugaban a esos "diabólicos juegos" (como ella los había llamado alguna vez)
y había logrado entender, captar muchos de esos lados oscuros de Mario... Las noches volvían a ser placenteras, y Mario gozaba aún más de su relación con Leire que nunca... Incluso había descubierto que las relaciones duraderas no debían ser tan malas y perjudiciales...

Una mañana, cuando salían los dos a correr, vieron como Carol se había acercado a un bar para tomar algo... Mario no pudo por menos de admirar su belleza, con unos pantalones ajustados y melena al viento... Era toda una diosa...

“Mira, la americana”, “¿qué hace ya por aquí, no dijo que llamaría?”, ”yo qué sé, estos yanquis...” (replicó Mario con ojos encendidos)
Se acercaron a ella, “Carol, ¿venías a vernos?”, “¡Ehmmmm!, no, la verdad es que tenemos otro contacto en este barrio y venía a entrevistarlo...”, Leire dudó “cincuenta seleccionados en el país y curiosamente dos viven en el mismo barrio, “cágate lorito”. Se ve que el clima los cría, ¿no?, o será el burguer nuevo que han abierto, o esto de las radiaciones, o el agua, qué cosas...”.

Mario se fijó mucho menos en la extraña coincidencia que en las caderas de la americana. “...increíble, es increíble, Mario, cincuenta, ¿me oyes? En un país de cincuenta... millones de habitantes y hay dos que son vecinos, no me jodas, anda. Esa tía es rara, y luego ¿cómo sabe que trabajas en casa?, ¿se lo ha dicho un pajarito? A lo mejor es de la CIA o algo, o rusa, que esa gente trabaja con satélites y rollos de ésos y está en todas partes, tienen el don de la ubicuidad. Yo no sé, pero me huele raro todo esto......”.
“......Sí, cielo; claro; si es cierto; son muy raros, sí; no seas boba, la CIA; sí, amor; es raro.....”

Mario sólo podía pensar en la tal Carol... “si es que me recuerda al “Mago de Oz”... y su pelo es el camino de baldosas amarillas... -suspiro”.

Leire, andaba ya con la mosca detrás de la oreja, ella comenzaba a sentir una cierta curiosidad por parte de Carol hacia Mario, ella no quiso insistir más en el tema y corriendo se fueron los dos hasta la playa, como todos los días...

En la playa se encontraron a un compañero de Mario, que le comunicó la urgencia que tenía en verle... Su trabajo le necesitaba “Ayer”... Mario se disculpó con un suave y dulce beso de Leire, marchándose con su compañero en dirección contraria a la de Leire...

Después de haber solventado los problemas de la empresa, Mario se fue a su bar habitual, allí estaba el camarero para prepararle su Martíni blanco con una aceituna... Mientras el camarero se lo preparaba se fue hacia el servicio... (En esos momentos íntimos en los que todas las personas estamos, de vez en cuando), se acercó alguien por detrás y lo asaltó... Era Carol, que frotándose muy libidinosamente, comenzó a calentar el ambiente en el servicio de caballeros... En un “abrir y cerrar de ojos” Mario y Carol estaban poseyéndose como auténticas bestias... El olor decadente de los servicios calentaba mucho a Carol, lo cual no sabía en aquéllos momentos Mario...

Diario Calavera (16º Dia)

Diario Calavera (16º Dia) Seguimos día a día, poquito a poco y pasito a paso. Hoy quisiera dar una breve explicación (y tomaoslo como algo muy excepcional, el Infierno no tiene porqué dar explicaciones) En estos días he comentado con vecinos de Atra y otro blogs, su preocupación con la proliferación de los Blogs. Yo, ante este comentario, sólo me cabe decir, que no creo que sea las pretensiones de los Blogs sea sustituir a Atra. Lo único que hacen es ofrecer, en todo caso, un apoyo. Porque Atra es la madre (el barrio) y los Blogs no dejan/dejamos de ser portales de ese gran barrio. Y los Blogs son coyuntarales, al final unos se irán convirtiendo en páginas, otros desaparecerán, etc, ¿quién puede preveer el futuro?

Pues eso es lo que quería decir, que nadie se preocupe, Atra estará ahí hasta que nosotros queramos que esté. Y yo, le debo mucho a este lugar, he conocido a gente interesante, y si no es por ella, no hubiese hecho este Blog. Así que ¡Gracias Atra! Buenos días.

Derivando (16º)

Derivando (16º) llegado, acerca de una pelea que había sucedido el fin de semana... Esta infracción había sido acumulada a otra llamada Mario, realizada el julio pasado (De todo el mundo es conocido que los doctores no pueden confraternizar con los pacientes)... Así que ese lunes fue el lunes más corto en la vida laboral de Leire... Cabizbaja fue caminando hacia ninguna parte, terminando en el lugar más apreciado de la playa, donde había mantenido tan buenos momentos con Mario... Tal vez fuera una manera inconsciente de volver al pasado.

Por otra parte, una furgoneta blanca rondaba por aquel barrio residencial, era una furgoneta de una floristería, que en su interior tenía un amplio material de Jardines sobre comunicaciones, y demás objetos que pudieran servir a un espía, casualmente la mujer que conducía tenía el mismo aire de turista despistada que había visto el fin de semana anterior los hechos ocurridos en la playa...

Durante varios días rondaba la casa de Mario y Leire, incluso sabía ya los horarios de Leire... Últimamente se había vuelto más deportista que nunca (no tenía otra cosa que hacer) Todos los días a las 8:00 H. de la mañana salía de casa y se dirigía haciendo footing hasta la playa... Siempre se acababa en la playa, como si se tratara de una segunda oportunidad, que jamás vendría...

Mario comenzó de nuevo en su rutina, con sus videojuegos y su proyecto Fénix, abstraído del mundo real y cruel que nunca había llegado a entender del todo, y en estos momentos, menos que en ninguno...

La furgoneta se pasaba aparcada en la esquina todo el día.
Carol estaba cansada de no poder hacer nada, tenía órdenes de entrar en la casa e instalar un par de micros, pero Mario no salía de su despacho, y era ahí dónde iría el soporte más importante.
Leire, por su parte, intentaba sacar a Mario por ahí, intentaba que le diera el aire y se olvidara un rato de sus cosas y como si de una compinche se tratara, consiguió que la acompañara a correr una mañana.
Carol se precipitó a colocar sus instrumentos en los rincones más insospechados, en el flexo que alumbraba a Mario cada noche, en el teléfono y en el salón un tercero. Sabía que la pareja aún tardaría un rato y se dedicó a investigar entre los papeles de Mario... Se introdujo en sus programas informáticos, no pudo sacar nada de ahí, Mario lo tenía todo bien precintado, intuía una posible intromisión en sus planes y se aseguró que fuera imposible sacar nada del ordenador, las claves eran muy complejas y Carol no pudo hacer nada.
De vuelta en la furgoneta conectó todos los micros y se dispuso a esperar una señal, una palabra, una conversación que le indicara que sus investigaciones iban por buen camino y que espiaba al objetivo correcto.

Mientras tanto, Mario y Leire llegaban a la playa, la mañana era clara y se veía con nitidez el horizonte. Hablaron de lo ocurrido, asunto tabú durante los últimos días. Mario entendió los problemas que había causado en la vida de Leire, su trifulca, y Leire intentó comprender la importancia que para él tenía ese absurdo ajusticiamiento.
Volvieron a la hora de comer, algo más calmados, algo más comprensivos y con nuevas expectativas en la mente.
¿Cuántas nuevas reconciliaciones necesitarían para sacar esta relación a flote?

Iba pensando Leire en estos asuntos, ensimismada en sus posibilidades y futuribles acciones, cuando Mario, de repente, soltó a bocajarro: "Leire, mi querida y amada Leire, necesito un psicólogo para que me oriente sobre los juegos que diseño, y sobre mi proyecto... Te atreverías a trabajar conmigo"... "Por supuesto"... dijo Leire, sin saber exactamente lo que había dicho... "Perdona, pero ¿qué me habías propuesto?"... "Pues nada, que fueras de mi equipo, mostrando la idoneidad de mis juegos y averiguando la psicología del jugador"... Leire está sorprendida, asustada y a la vez halagada... Mario le ha propuesto formar parte en su equipo de trabajo... ¡¡¡QUE HONOR!!!

Leire le hizo muchas preguntas, pero Mario la tranquilizó, y dándole un beso, selló el contrato... Cuando llegaron a casa, Carol y la furgoneta ya se habían marchado... Leire tomó enseguida toda la información posible acerca de lo que Mario estaba haciendo... Poco a poco se fue enterando y tomando buena nota de ese nuevo mundo virtual... aprendió mucho, vaya que si aprendió...

Carol, continuaba al lado, acechando todas las mañanas a la parejita hasta, desde el amanecer, hasta que se iban a la cama...
Carol era una mujer de un atractivo arrollador, y un día decidió hacer una visita a Mario y a Carol, con el pretexto de ser una busca-talentos...

“Buenas tardes, mi nombre es Carol Parker, ¿tienen unos minutos?”
La conversación versó sobre los novedosos trabajos de genios informáticos que investigan en casa. Carol habló de dinero, mucho dinero, seguridad y fama. Palabra esta última que a Mario no le hacía mucha gracia.
“Los contratos parten de una multinacional estadounidense para la que trabajo, pueden llamar, si lo desean, y desde Nueva York los atenderán encantados, yo vengo como cazatalentos, no me vayan a entender mal, de momento sólo hemos seleccionado a unos cincuenta informáticos a los que tenemos que entrevistar, más tarde se hará una pequeña criba con los que no interesen”.

Mario y Leire se miraban alucinados, Nueva York, vaya, ellos que no habían salido de su país ni para hacer un viaje de estudios en el instituto. Se pusieron muy contentos con la noticia, aunque había algo que no cuadraba, ¿cómo sabían de los trabajos de Mario si eran absolutamente confidenciales?.
Carol salió de la casa satisfecha con su actuación, podría dedicarse al espectáculo cuando la echaran a patadas de la empresa, el show bussines le sentaba bien, la rejuvenecía, pero por otro lado estaba un tanto cansada de estos papelitos, de actuar siempre, de no poder llevar una vida normal en una casa normal con una familia normal, gajes del oficio.

(continúa)

Diario Calavera (15º día)

Diario Calavera (15º día) Muy buenas en este Lunes de ceniza. Y es que hay algunos que estarán pensando cada vez con más insistencia en las Profecías de Nostradamus, o en cualquier otro tipo de Profecía (niña del Exorcista incluída). Si hacemos caso a todas estas "previsiones", nos queda muy poco tiempo de vida como raza. Valoremos punto por punto estas situaciones:

A principio de los 80 se desata un virus con excesiva virulencia, que sólo atacaba (en principio) a las costumbres un tanto (cómo decirlo, disipadas) Era el SIDA, y curiosamente sólo afectaba a los seres humanos, mediante el intercambio de fluídos. Homosexuales, drogadictos y en menor medida hemofílicos. Dios estaba disgustado con las costumbres disolutas del momento.

Luego comenzó el éxodo de las poblaciones más pobres hacia lugares más ricos... "El adoramiento del Becerro de Oro". Las tensiones entre pueblos hermanos se acentúan y acrecientan. Todo comienza a volverse caos. Dios sigue más encabronao.

Más tarde vino la unión de los poderosos, el enfrentamiento de las civilizaciones y el derrumbe de las Torres de babel. Luego los humanos impusimos la seguridad total. Y claro,
así nos va. Dios completamente lleno de ira.

Por último, la elección de la necedad como sistema de vida, el pensamiento único, las creencias envejecidas y mantenidas artificialmente, edificios que se derrumban, torres que se queman.

Los Jinetes del Apocalipsis están dando un bonito paseo por la Tierra. Menos mal que el Infierno sirve de cordura y relax. Buenos días.

...el automóvil, pero se quedó observando desde la esquina, con el teléfono móvil en la mano y el número de la policía marcado.
Los dos se encararon en un callejón del que Leire sólo veía la entrada. No mediaron palabras, no hacía falta decir absolutamente nada.
Las navajas brillaban sepulcralmente bajo esa luna de silencio, bailaron con las armas en las manos intentando herir a destajo, primero sin acercarse demasiado, lanzaban golpes afilados por doquier, sin tocarse, sin rozarse apenas. Los gatos corrieron a refugiarse en los contenedores del restaurante, un olor fétido cargaba el ambiente, pescado podrido que hacía aún más insoportable la idea de respirar ese aire infestado de miedo.

Leire, desde su posición, sólo veía sombras que se movían rítmicamente proyectadas en el suelo y en la pared, siniestras sombras de la China, que significaban un teatro no soñado, un sudor viejo en el cuerpo de Mario que reconocía la escena como recién vivida. Poco a poco se fue acercando con el teléfono bien apretado en la mano, sus pasos lentos se resistían a seguir caminando.
Cuando llegó al callejón, tuvo que actuar con rapidez, Mario era sostenido por la espalda, las navajas habían caído al suelo, y su contrincante trataba de alcanzar una de ellas cuando Leire se agachó y le pasó a Mario la que tenía a sus pies, una hermosa navaja de filo de acero, con virguerías finamente labradas y mango de madera de caoba bien trabajada. Mario consiguió zafarse y pinchar a su contrincante en el estómago, a la vez que éste le dibujaba un rápido corte en el brazo. Ambos cayeron al suelo, rostro contra rostro, Mario estaba perfectamente consciente, pero la imagen que tenía enfrente era la de un agonizante, la sangre le manaba de la boca como una fuente siniestra, los ojos abiertos y perdidos en una lejanía difusa. Las manos apretadas contra el vientre dejaron de temblar cuando exhaló un último suspiro.
Leire abrazó a Mario y le buscó la herida, colocó su foulard de torniquete y se lo llevó rápidamente al hospital, en donde sería curado por algún colega sin que la cosa levantara sospechas. Allí quedó el cuerpo muerto de un chulo cualquiera, al que, seguramente, habrían pinchado en un ajuste de cuentas, nada que investigar, papeleo del de todos los días.

Leire y Mario salieron del hospital a las tantas de la mañana, no sin antes agradecer varias veces al personal de las instalaciones las gracias por haber curado a Mario y no haber hecho preguntas... Salieron con cierta prisa y desaparecieron en el coche, como si hubiera sido un mal sueño... En el transcurso del viaje del hospital a casa; la tensión se "mascaba" en el ambiente... No hubo ningún tipo de palabra, ni de reproche... ¡¡¡Nada de Nada!!! Sólo podía presagiarse una sola idea: "La tormenta iba a estallar en cualquier momento"... No habían terminado de entrar en casa, Mario dijo un: ¿¿¿Dónde has escondido mis cosas??? y ¡¡¡Zasss!!! La guerra estalló en toda su amplia gama y extensión de reproches y de "puñaladas verbales"... El resultado fue que Mario durmió en su despacho y Leire en el dormitorio.

El lugar donde habían transcurrido los hechos estaba muy concurrido de gente y curiosos, pero sobresalía entre ellos una mujer con aire de turista despistada, que disimuladamente había visto como se había desarrollado la pelea... Los policías le tomaron declaración, pero entre sus pocas ganas de hablar y el dialecto yanqui de los bosques de EE.UU., hicieron perder la paciencia de los policías; que tenían prisa por terminar el turno...

El lunes en el hospital Leire recibió una noticia francamente desagradable e inesperada. Había sido llamada al despacho del director, para decirle con buenas palabras que estaba despedida, por unos informes que le habían...

(continúa)

Derivando (9)

Derivando (9) Ya no lo observaba como espectador, ahora le dolía el brazo cuando se hallaba tirado en medio del asfalto con el filo brillando entre sus manos y con un rostro desencajado de animal degollado frente a él, una plañidera a sus espaldas y la luna allá arriba, observando hipócrita el desenlace.

Leire no lo sentía sudar a su lado, dormía tranquila. Todo está ya solucionado, pensaba, las cosas van a ir a mejor, seguro, no puede ser de otra manera. Después de todo habían superado la mala racha y seguían unidos, lo que depare el futuro está hecho, ya están las cartas sobre la mesa y todas son buenas, el caballo de copas frente a la sota de oros, las espadas y los bastos ya quedaron atrás, ahora no hay más que oros, Mario, oros y una gran copa llena de sueños.

Él sabía que lo tenían controlado, que lo observaban de alguna manera, que seguían sus pasos y que tarde o temprano darían la cara. “Sigue durmiendo, querida, que no es nada”.

Aun así le preocupaba esos cambios de humor que tenía Mario, no podía soportar verle sufrir así... Las salidas al campo y a la playa eran cada vez más numerosas, habían hecho un pacto, no hablado, mediante el cual se iban a dedicar más tiempo para ellos...

Qué felicidad, poder retozar en esos campos y sentir la esencia natural en los cuerpos de Mario y Leire... Y qué decir de esos baños nocturnos a la luz de la luna o las estrellas, desnudos, jugando como dos chiquillos y amándose... Los espíritus de ambos estaban más unidos que nunca.

La noche era calurosa, si cabe más calurosa que las anteriores, y era el mes de septiembre, los últimos estertores del verano... Verano que se resistía a marcharse, dejando paso a ese otoño melancólico y triste, pero tan querido por los amantes tremendamente enamorados... Leire iba vestida con un vestido gaseoso que dejaba adivinar todas las curvas, Mario se había colocado una camiseta vaporosa y unos “chinos”, con “bambas” en los pies... Fueron al restaurante al lado de la playa, ése que hacía unos fritos tan ricos... Allí durante la cena, se juraron amor eterno... El sitio era ideal, música suave, luces en penumbra y esa brisa del mar que refrescaba el ambiente, Leire no podía soportar tanta alegría, era la Felicidad personificada... Mario comenzó a sudar, Leire se fijó y le preguntó qué le sucedía... Él le dijo que no pasaba nada, será la comida (dijo) Pero él sabía que era el momento, el momento de vengar a Luisa... Su asesino rondaba por ése lugar, aunque él no lo podía ver...

Había intuido una mirada extraña por detrás de esos cristales que servían de escaparate. Rondaba cerca, lo sentía respirar a su lado.
Salieron del restaurante, Mario, muy nervioso, le dijo a Leire que se adelantara al coche, que se le había olvidado la cartera, el tabaco o algo sobre la mesa. Leire supo en ese instante de qué se trataba, “No irás” “Leire, te estoy diciendo que te vayas al coche” “No me puedes hacer esto”.
Leire se encaminó a la calle paralela en donde estaba aparcado...

(continúa)

Diario Calavera (13º Dia)

Diario Calavera (13º Dia) A ver, ¿alguien me puede decir de qué se puede hablar un sábado por la mañana? Yo me imagino a ese hombre que se ve frente ante su sección fija. Veréis hoy me he levantando, pensando en qué iba a escribir. Y se me ocurrió un tema profundamente existencial. Pero debido al día (sábado) y las horas de la mañana, uno ya no es tan suicida. Con lo cual, este Diario es el más Calavera de todos cuantos se han escrito. Porque realmente todo es una excusa para rellenar un hueco en blanco. Eso sí si me llamara D. Fulanito, serían meditaciones muy sesudas de un fin de semana.

Aprovecho la ocasión para haceros el ofrecimiento de escribir también en esta sección. Porque uno, aunque tiene un alto índice de ideas calavéricas, estas también se van agotando. Así que dicho queda. Buen sábado, y cómo suelen decir "Sábado, sabadete..." ¡Ahí estamos!

Derivando (8)

Derivando (8) No, no me digas nada sé que has sufrido mi autismo, negarlo sería estúpido. No te preocupes no voy a hacer ninguna tontería de la que pueda arrepentirme... Creo que ya es hora de ir abriéndome, pero no me pidas rapidez, no la tengo y no sé si la tendré. Como bien sabes, he estado aquí metido desarrollando un proyecto, pues bien es hora de presentarte el proyecto: Fénix es un Sistema Firewall, mejor dicho es el SISTEMA, como tu bien sabes las comunicaciones han avanzado mucho y actualmente este mundo está en manos de la técnica... Pues bien esta técnica tiene agujeros y agujeros muy gordos, unas veces previstos por las empresas del sector y otras debido a la ignorancia tecnológica del momento... He desarrollado un sistema capaz de combatir a todos los virus, será un sistema que vaya en el ordenador acoplado y será como un potente anticuerpo, que en el peor de los casos bloqueará el ordenador en unos minutos, volviendo, a los pocos minutos, a funcionar sin ningún problema... Bueno cariño, pues este sencillo Sistema es tan potente, económicamente hablando que las empresas matarían por él, así que si algún día me pasara algo esto es lo que tienes que hacer"... Indicándole el asiento del ordenador, se sienta y comienza la sesión informática para Leire, ella trataba de aprovechar la situación para volver a unirse (al mismo tiempo que aprendía la lección) poco a poco todo se fue arreglando... Una buena psicóloga ha de tratar de arreglar las circunstancias más duras... Acabaron revolcándose por el suelo del despacho... Todo parecía en orden... La situación se había controlado, al menos de momento...

La relación empezó a marchar bien, o lo que se puede llamar bien en determinadas situaciones. Para Leire, el hecho de que Mario volviera a dirigirle la mirada y le dedicara de vez en cuando alguna sonrisa ya era algo maravilloso e incomparablemente hermoso.
Mario, por su parte, continuaba liado en sus cosas, con su ordenador, sus programas y sus historias absolutamente incomprensibles para Leire, que lo observaba curiosa por encima del periódico.

Mario continuaba teniendo esos sueños extraños que lo asaltaban a altas horas de la noche. Cada vez más nítidos, más claros, los rostros perfectamente dibujados y los movimientos sincronizados, siempre los mismos, siempre igual. La escena se desarrollaba siempre de la misma manera.
Era de noche, peleaba con otro hombre bastante más corpulento que él, el cual sacaba una navaja e intentaba pinchar a Mario, éste se revuelve y la navaja cae al suelo, una tercera persona la coge y se la pasa a Mario, quien consigue herir a su rival, fin del sueño, Mario cae al suelo, no está muerto, está muy cansado.
Cada noche igual, ¿todas y cada una de las noches de su vida ha de soportar este martirio?.

Por el día la situación se suavizaba, Mario y Leire comenzaron a acercarse más, a planear salidas y a proponerse nuevas actividades.
El sábado por la noche cenaron en un restaurante muy bueno (y muy caro), una cena romántica de las que tanto le gustaban a Leire: vino tinto... perfecto... la música ideal y las velitas primorosas incandescentes. Una noche idílica para la parejita recién reconciliada... Nada podía salir mal.

Aquella noche iba a ser la noche, y todo estaba previsto para que lo fuera, después de una maravillosa cena se fueron al lugar más mágico de la ciudad, allí tomaron unas copas, para luego aterrizar a la luz de la luna en la playa... No había nadie, estaba vacía, sólo ellos, escogieron un lugar apartado y allí iniciaron su reconciliación... La verdad es que Mario tardó, pero la elección de los lugares fue maravillosa... Leire estaba feliz, aquello era la gloria... Leire con mucho cuidado se fue acercando poco a poco a Mario, con su táctica suave y envolvente hizo reavivar en Mario sentimientos que había dejado olvidados... Se fueron quitando poco a poco las vestimentas, que le estorbaban en ese momento... Sus cuerpos comenzaron a unirse rozándose poco a poco al principio, convirtiéndose en uno... Leire saboreaba cada uno de los momentos ralentizándolos al máximo... Mario por su parte comenzaba a olvidarse de todos los sucesos acaecidos anteriormente... Gozaron y se amaron... Amaron y gozaron, y se quedaron profundamente dormidos en aquel paraje idílico... Mario comenzó de nuevo a tener pesadillas, el sueño reincidente, Leire se asustó, el sueño había sido más profundo, casi real... Despertó a Mario e intentó abrazarlo, pero él sólo quería pensar estar solo... Se acercó al borde del paraje, el mar embravecido le llamaba incesantemente... Mario explotó en un lloro profundo y amargo... Un lloro de impotencia... Por fin había terminado de reventar su fantasma, o al menos así lo creía Leire, que poco a poco se fue acercando a él, con esa piel delicada y suave, le abrazó por detrás, acariciándole como ella sabía, y agarrándolo de una de las manos tiró de él hacia la playa... Mario al principio estaba receloso, pero Leire utilizó todos sus encantos y Mario, atrapado por la personalidad de Leire, se rindió a sus encantos y fue tras ella... Juntos se bañaron en el mar, hasta que unos pescadores interrumpieron su maravilloso baño, con juergas y comentarios un tanto “picantes”, nadaron hasta su “habitación” y allí con su último beso sellaron el “alto el fuego”.

Era especialmente agradable para ambos esta nueva situación. Se adaptaron rápidamente, como si nunca hubiera ocurrido nada malo, como si nunca hubiera existido el muro que los separara. Y era hermoso pensar que de nuevo estaban juntos y que ya nada podría separarlos.
Mario volvió, con tranquilidad, a sus asuntos tecnológicos, prestándole a ella todo el tiempo que necesitaba para sus paseos, para sus caricias y esas películas francesas que él nunca entendía.
Leire, por su parte, estaba pletórica. “Ya nada más puede separarnos, Mario, hemos pasado lo peor, mi niño, y seguimos juntos, ya nada malo hay que pueda con nosotros”, y Mario la miraba con un resquicio de desconfianza en los ojos, de alguna manera sabía que esto no había terminado, que lo peor estaba por llegar, y Leire era tan ingenua que no se daba cuenta, no percibía esa sensación que a Mario lo embargaba a través de todos los poros de su cuerpo.

Los sueños se fueron espaciando, ya no los sufría tan a menudo, pero cuando acaecían eran completamente reales, ahora no era un teatro que se mostraba ante él, era Mario uno de los participantes de carne y hueso en esa trifulca.

(continúa)

Diario Calavera (12º)

Diario Calavera  (12º) Hoy, me voy a permitir un lujo... Me voy a permitir el lujo de felicitar a las personas que realizan esta locura de Blog. Que empezó siendo una locura de un calavera y ha terminado por ser un pequeño panfleto incendiario con unas colaboraciones de lujo (ya quisieran El País, El Mundo, o El ABC) Por otro lado quisiera agradecer, muy especialmente a Comella Firmet. Persona a la que le debo mucho, ella se hizo cargo enseguida de mi petición de ayuda. Y queridos lectores, la apariencia y la Téxnica (impecables) se la debo enteramente a ella. Un besazo desde aquí para ella.

Por otro lado, quisiera también agradecer a los lectores y colaboradores, que "cuelgan" sus cosas más íntimas en mi Blog, para mí es un honor. Y en este apartado quisiera dar un saludo especial a Stuffen, porque la debí pillar en un momento bajo, y aceptó enseguida mi idea de crear una Galería de arte (Fragua Visual).

En fin, señoras y señores, calaveras todos, para mí es un honor tener un blog como este. Tan sólo, una promesa, procuraremos seguir como hasta ahora.

¡Hasta la próxima visita al Infierno!

Derivando (7)

Derivando (7) ...respirar: las costillas rotas oprimían la cavidad torácica y los pulmones no respondían a los masajes. Rápidamente se la llevaron a la sala de operaciones, y Mario no supo nada más a partir de ese momento.

Llamó a Leire “Ven rápido, Luisa está mal, la acaban de llevar a no sé dónde porque no puede respirar”.

Leire se puso la ropa del día anterior, la que tenía más a mano, y voló al hospital saltándose todos y cada uno de los semáforos. Cuando llegó, Mario la esperaba en la puerta exterior del centro médico fumando como un poseso “Mario, si tú no fumas…”, “Alguna vez tendría que empezar, ¿no?”. Mientras subían en el ascensor Mario le explicó a Leire lo ocurrido y su sentimiento de culpa por haber dejado a Luisa sola en ese momento. Él no sabía lo que podía ocurrir, ella estaba bien cuando bajó a la cafetería, pensó que la noche ya estaba superada y que todo iba según lo previsto.

Leire trató de tranquilizarlo, “Esto hubiera ocurrido tanto con tu presencia como sin ella, si no podía respirar no podía hacerlo, en qué ibas a ayudarla tú, ¿le harías el boca a boca?, no seas estúpido y no te preocupes, lo médicos harán todo lo que esté en sus manos”.

A esas horas el hospital era un terreno desolado en el que sólo habitaban espíritus soñolientos y preocupados, no era un buen sitio, no lo era.

Un doctor llegó a ellos y les comentó todo lo acontecido en esa mañana, y el trágico desenlace, Luisa había muerto en la mesa de operaciones, básicamente fue una complicación respiratoria (todos nos morimos porque se nos olvida respirar) causada por un montón de heridas y complicaciones sufridas en aquélla brutal paliza... El mazazo fue grandioso, nadie podía esperárselo de Luisa, una mujer con la cabeza bien amueblada, políticamente correcta, sana y con mucho sentido común... ¿¿¿Cómo pudo suceder??? Esta pregunta se la hicieron un millón de veces Leire y Mario los días siguientes, las semanas y los meses después... Tal vez el resto de su vida y cada una de las veces que se hacían esta pregunta, el resultado era el mismo: MISTERIO...

Los días siguientes a su muerte, Leire y Mario pululaban por la casa en silencio, meditabundos, como si fueran fantasmas... No podían soportar aquel hecho, por muy mal que hubieran estado sus relaciones con Luisa... no podían aceptar su pérdida y menos de una forma tan ridícula e infantil... Su funeral fue algo agobiante: Sus familiares, el cura, los amigos y ese lugar que parece una ciudad más que un lugar de descanso (la ciudad de los silenciosos, la llaman algunos) Leire no pudo aguantarlo más y lloró, lloró tan amargamente... tan desconsoladamente que el silencio existente en aquél lugar tomó otra dimensión... Mario por contra se comía la rabia, una rabia de impotencia y odio: LA RABIA...

Su relación no fue la misma desde entonces, Leire buscaba a Mario, pero Mario se escondía en su trabajo, en sus proyectos, intentando huir desesperadamente de la idea... del RECUERDO...

Por su cabeza no dejaba de rondar la idea de la venganza, planeaba situaciones disparatadas que luego quedaban en nada. Proyectaba noches de navajas y puños en callejones remotos, sangre en las aceras y una imagen inexacta de su cuerpo tendido en el suelo. El cuerpo parecía inmóvil junto a otro de grandes dimensiones completamente bañado en sangre.
Soñaba esa escena noche tras noche y se levantaba empapado en sudor y con un regusto metálico en la garganta. Leire se hacía la dormida, pero notaba perfectamente el levantarse de Mario, sus pasos hacia el baño e imaginaba su rostro hundido en el lavabo chorreando agua por todo el suelo. Mario necesitaba ayuda, ella era psicóloga, ¿por qué no podía acercarse él y hablar del asunto con naturalidad?.
Mario rehusaba su contacto, sus ojos se tornaron amenazadores y distantes, la traspasaba con la mirada, no la miraba a ella, miraba a través de su cuerpo intentando encontrar algo, procurando hallar no sabía qué cosa.

De este modo pasaban las horas, los días, sin palabras, sin caricias. Mario perdido en su universo informático y Leire mirando ese cuerpo que divagaba por otros lugares y se refugiaba en lo indefinido de la pantalla.

Una noche, Leire escuchó a medias una conversación telefónica de Mario. Hablaba de algo urgente, de un objeto que necesitaba con premura, ¿de un archivo?, ¿de un arma?. Cazaba las palabras al vuelo, leves, se le escapaban algunas y trataba de reconstruir ciertos términos técnicos sin resultado. No sabía de qué trataba la conversación, pero Mario la terminó muy nervioso dando un puñetazo sobre la mesa y maldiciendo su suerte.
¿Qué podía hacer ella si él no se dejaba ayudar?, no lo podía obligar a que la atendiera, no lo podía obligar a seguir un tratamiento, sólo podía esperar a que esto se resolviera de la mejor manera haciéndole las cosas más fáciles.

Pasó un mes después de la muerte de Luisa, Mario había comenzado a reconducir su conducta hacia su trabajo, y Leire comenzó a tranquilizarse, relativamente... Se pasaba horas muertas en su estudio con el ordenador... Una noche llamó a Leire a su despacho... A Leire le hizo mucha ilusión, tal vez aquélla fuera la primera fase de una posible solución, entró con mucha ilusión, aunque con cierta angustia en el despacho de Mario... Mario la vio y la invitó a sentarse, Leire le sonrió con dulzura y Mario le devolvió la sonrisa, Leire empezó a pensar que aquello iba por buen camino... Mario comenzó a hablar: "Lamento mucho haberte ocasionado tantos problemas y angustias...

(continúa)

Diario Calavera (11º Dia)

Diario Calavera (11º Dia) Bueno, ya estamos en Cuaresma, y según los "puros" no se puede hacer nada de nada en este "valle de lágrimas". Pero el Infierno contradiciendo y saltándose todas las normas de este tipo no sólo no va a dejar de comer delicatessen, sino que irá incorporando nuevas secciones pecaminosas al Infierno. Y así tenemos la nueva sección Muy bien asesorada por la pintora y artista Sttufen. Ella me irá trayendo cuadros para exponerlos en la "Fragua Visual" (nombre que le damos a la Galería de cuadros en el Infierno) Sí vosotros los lectores pecaminosos de este Blog Infernal, tenéis algún cuadro, o conocéis a alguien que pinte mejor que yo (para eso hace falta muy poco) comentádselo y si lo desea se lo colgamos. Bien, y por mi parte nada más. Sólo desearos un inicio pecaminoso en este oscuro camino de la Cuaresma.

Derivando (6)

Derivando (6) “No vas a hacer nada, ¿me oyes?, no vas a hacer nada, esa gente es peligrosa”.
Leire volvió a casa sola, Mario se quedaría toda la noche a esperar los resultados de los análisis de Luisa, allí al lado de su cama, sentado en un sillón rosa que olía a antibiótico.

Por la mañana Leire fue a trabajar (trabajaba en el mismo hospital en el que estaba ingresada Luisa) y lo primero que hizo fue ir a ver a la enferma. Mario había bajado a desayunar, estaban las dos solas, hablaron.
“¿Cómo has podido dejar que te hicieran esto?, estás loca. Tienes que mirar más con quien andas, no puedes arriesgar tu vida cada día”. Luisa no decía nada, asentía con la mirada y volvía la cara hacia el lado de la ventana intentando que los rayos del sol rozaran su rostro.
Leire se quedó a su lado, mirándola con una mezcla de pena y envidia. Le dolía esta unión de sentimientos, le dolía pensar en ella misma viendo a esa mujer destrozada en la camilla del hospital.

Aunque pudiese parecer ilógico, esa situación unía a los tres profundamente, y no sólo como personas (más o menos educadas), sino como un trío muy especial... Luisa se sentía muy avergonzada de verse así por su antiguo amor y por su nueva rival... Leire tenía un sentimiento contradictorio de culpabilidad y de amor hacia Luisa, y es que Mario unía más de lo que ambas pudieran imaginar... Hubo unos momentos de silencio, silencio intenso y muy audible... Por fin Luisa arrancó en lloros, sincerándose con Leire: "Lo siento mi intención no era amargaros la noche, de esta manera al menos, quería que Mario sintiera celos de mí, y fíjate lo que he conseguido... ¿Sabes, mi vida personal es un absoluto descontrol, muy ordenada en cuestiones sin importancia, pero luego mi vida sentimental es un caos... Te envidio... Os envidio a Mario y sobre todo a ti, y eso consume mi paciencia... Cuando el otro día os vi., creí que iba a estallar en celos, deseaba aniquilarte, matarte"... "Chissst" replicó Leire, con mucha suavidad y poniendo su dedo índice en los labios "No es el momento de ponernos a discutir sobre lo divino y lo humano, lo que has de hacer ahora es recuperarte lo antes posible y ser fuerte, muy fuerte... El lunes te cogeré como paciente, ya que amiga lo eres desde este momento, ahora descansa hasta que venga Mario, vendrá después de comer a relevarme"...

Mario estaba en casa, en su taller desarrollando el prodigioso sistema informático mediante el cual se creaba una barrera antivirus capaz de desactivar todos los virus que encontraran los ordenadores en su cuerpo... Iba a ser la bomba y debía prepararlo todo muy bien para que no hubiese escapatoria posible. El trabajo de su vida había que llevarlo muy en secreto... Era el ANTICUERPO PERFECTO... Pero no estaba muy centrado, el tema de Luisa le había descentrado totalmente y su cerebro no podía pensar en otra cosa que en Luisa y en Leire... en Leire y en Luisa... Y así se hicieron las 16:00 H., hora de las visitas en el hospital... Cogió el coche y con cierta prisa se dirigió al hospital, en el trayecto estuvo a punto de provocar un accidente, saltándose un STOP, pero gracias a sus reflejos de Jugador de videojuegos pudo esquivarlo, no sin el sobresalto cardiaco correspondiente... Llegó al hospital y vio a Leire recostada en la silla, viendo como Luisa dormía plácidamente... Mario se acercó a Leire y la besó, iba a hablar, pero con un gesto Leire le hizo callar, haciéndole salir al pasillo del hospital. "Déjala dormir, no la molestes mucho y si habla, procura que se distraiga en la conversación, no puede mantener charlas muy profundas... Yo voy a descansar a casa, si ocurre algo, llámame, pase lo que pase y sea la hora que sea... Ella nos necesita ahora a los dos más que nunca, y a ti más que a mí"... El fue ahora quien la hizo callar besándola en los labios... "Nos necesitamos los tres, vete a casa y descansa, tienes la comida preparada, no te preocupes por nada, luego iré por allí a dar una vuelta"... Volvió a besarla, más profundamente, le dio una azotaina cariñosa y la envió pasillo adelante hacia la salida... Leire podía ir tranquila a casa, no sólo no había perdido un amante, sino que, curiosamente había ganado una amiga. Pero Leire seguía teniendo un fatídico presentimiento, algo le remordía una y otra vez el corazón... Una situación desagradable le rondaba por el cuerpo, y ella no sabía de qué podía tratarse...

Esa especie de sensación la tenía a menudo, pero casi siempre respondía a manías personales que luego en ningún caso tenían nada que ver con una remota realidad. Así que no hizo el más mínimo caso de su paranoia e intentó olvidarla.

Cuando llegó a casa no pudo más que darse una ducha y meterse en la cama, estaba rendida y le dolían todos los músculos por haberse pasado todo el día velando a Luisa. Ahora, para qué nos vamos a engañar, le jodía un poco la presencia de Mario junto a esa minúscula cama, y se preguntaba qué estaría pensando Mario mientras miraba a la enferma.
Sin embargo Luisa era una buena chica que había pasado una mala racha, nada más, sólo eso, y le daba pena por ella, por no haber sabido utilizar su inteligencia para su vida privada.

La noche fue tranquila, Mario estaba en un duerme-vela que tampoco era desagradable, siempre que mirando a Luisa se cerciorase de su bienestar y de que no le faltaba nada en la mesilla... Que el suero funcionase perfectamente y de que su rostro reflejara placidez en el sueño. Un par de veces salió al baño y volvió corriendo, cuando dio por sentado que la noche terminaría bien, bajó un minuto a la cafetería a por una taza de café caliente. El café le reconfortaba y, por el contrario, no lo ponía más nervioso ni lo aceleraba. Cuando subió no podía comprender lo que pasaba.
Dos enfermeras se ocupaban del suero mientras el médico de turno intentaba reanimar a Luisa, que había tenido una crisis y no podía...

(continúa)

Derivando (5)

Derivando (5) ...necesitaba esa especie de catarsis que significaba Mario dormido a su lado en la misma cama.

Mario no suponía nada de esto porque, por otro lado, a Leire no le gustaba hablar de su vida privada, Mario tampoco preguntaba, no se sentía cómodo en esa especie de interrogatorio que suponía para Leire cualquier pregunta sobre su vida privada. Así que para él ella era un misterio y para ella, Mario era la respuesta a sus sollozos.

Se planteaban proyectos constantemente, viajes, visitas, paseos y vida por rellenar hueco a hueco. Leire la aspiraba a largos suspiros para retener la esencia de esos momentos. Mario se dejaba llevar por esa sensación cómoda de sentirse amado.
¿La amaba? Él pensaba que si, que amar era entenderse y compartir... era cómodo amar, y se podía hacer desde casa.
Leire pensaba que en toda relación había un amante y un amado. El amante da y el amado se deja llevar y recibe gustoso. El amante sostiene y el amado se deja balancear al compás de los latidos del otro. Sin amante no hay amado, pero siempre habrá deseos.
¿Quién era Leire?, ¿quién sostenía aquella relación... quién amaba... quién se dejaba llevar?... ¿Quién era Mario?

Y mientras todas estas preguntas se hacía Leire, Mario dormía como un niño, dormía dulcemente ajeno al sufrimiento de Leire... Durante media hora hubo un silencio sepulcral en aquella casa... Mario dormía y Leire le miraba, atusando los cabellos... Mario despertó, la miró, se reclinó y comenzó a besarla... No podía haber tanto gozo en mi vida (pensaba Leire) No tardaron ni 5 minutos en irse a la cama... Allí amaron, se emborracharon el uno del otro: GOZARON.

Era mediodía cuando el sol se apoderó de la habitación, Mario despertó y vio que Leire seguía dormida, profundamente dormida y con un semblante feliz... Fue a la cocina y preparó el desayuno para los dos: Café sólo para ella y cargado, café con leche para él... Unas tostadas y un zumo de naranja acompañaban a los cafés. Con un beso muy suave Mario despertó a Leire, ésta se desperezó poco a poco y con una sonrisa dio los buenos días. Leire quedó absolutamente impresionada por el detalle de Mario y lo agradeció infinitamente, era la primera vez en su vida que Mario hacía el desayuno y lo llevaba a la cama... ¿¿¿Significaría algo aquello???

Desayunaron y Mario se fue al cuarto de baño... Hoy podría ser un día importante en su vida y, como siempre llegaba tarde... Leire mientras daba el último trago de su café cargado ideó una travesura... Tomó el último trago y desnuda se encaminó al cuarto de baño, antes de entrar apagó la luz (los pulsadores estaban fuera de las habitaciones) y se encaminó a la ducha... "¿Leire, eres tú?" (preguntó Mario desconcertado) Leire entró a la ducha y acarició en la oscuridad a Mario... Mario respondió a sus caricias con sus juegos particulares... Se ducharon, o más bien, jugaron en la ducha... Todo iba de maravilla, si existía la Gloria, ese podía ser el momento... Leire no podía soportarlo más y reventó a llorar... Mario confundido, salió de la ducha, encendió la luz y vio acurrucada a Leire en la ducha, llorando como una Magdalena. Mario con mucho tacto fue hacia la ducha, se agachó, cogió suavemente a Leire y la abrazó, Leire se dejó querer y comenzó a balbucear... por fin contó su vida a Mario.

Hubo un silencio muy profundo, casi angustioso, Mario no podía dar crédito a sus oídos, y pensó por una vez en su vida, que debía pensar menos en él mismo y más en los demás, y no es que fuera un egoísta, sino que se desentendía fácilmente de la vida de los otros... Aquel día se lo dedicó sólo a Leire, creando una amistad muy profunda que Mario no pudo soñar jamás.

Por la noche, Mario decidió que había que dar un respiro al alma, jaleando al cuerpo y "darle cancha" como él decía, y juntos fueron a la discoteca de moda en aquella ciudad costera...

Y allí estaba Luisa, agenciada a un personaje muy patético y que pretendía ir de duro por la vida... Mario la saludó y ella se dio la vuelta (estaba muy ofendida) Mario no entendía nada y siguió su noche loca con Leire... Pero fue al salir de la discoteca cuando realmente vieron la miseria de Luisa...

Luisa estaba tirada en medio de la calle con la ropa rasgada y el rostro destrozado. Ambos corrieron a ayudarla, Mario no pudo contener sus lágrimas y gritaron pidiendo auxilio. Luisa les dijo entre sollozos que el energúmeno con el que estaba había intentado violarla y sacarle toda la pasta, el dinero se lo había llevado... pero ella había luchado con uñas y dientes, y en vista de la concurrencia su “amigo” decidió dejarla ahí tirada y no perder el tiempo “con una perra”.
Decidieron que Mario la acompañaría en la ambulancia, al fin y al cabo era la persona más cercana a ella que vivía en la ciudad. En el viaje al hospital, Luisa le contó lo que había sido su vida desde la ruptura. Había pasado de chulo en chulo... de las manos de uno a las de otro en poco tiempo, la necesidad de compañía la había llevado a una situación extrema de dejadez, y ahora lloraba porque esta no era la primera paliza que recibía.
Mario la miraba atento, sin poder esconder una mirada de ternura que lo acercaba íntimamente a ella. Habían sido tres años compartidos con esa mujer que ahora yacía en la camilla y le dolía su falta de valor y de amor propio en estos momentos. La vio como un ser extraño que nada tenía que ver con la Luisa que lo mandaba a la ducha tres veces al día.

Leire llegó un rato después que la ambulancia, el rostro desencajado y las manos temblorosas, no tanto por lo ocurrido a Luisa sino por el miedo que le daba perder a Mario si él se volcaba con ella. Es lógico que Mario quiera estar a su lado, eso lo honra, pensaba, pero que no me abandone, que no me abandone, Dios mío.
Enseguida lo vio en la sala de espera y se acercó corriendo “Qué, ¿cómo está?”.
Luisa tenía dos costillas rotas, hematomas y contusiones por todo el cuerpo y ahora la estaban explorando para descartar cualquier afección interna. Mario, con el rostro paralizado se echó a llorar “Ese hijo de puta me va a oír... ese mamón se las va ver conmigo... Leire... Lo voy a matar... Lo voy a rajar de arriba abajo”.


(continúa)

Derivando (5)

Derivando (5) ...necesitaba esa especie de catarsis que significaba Mario dormido a su lado en la misma cama.

Mario no suponía nada de esto porque, por otro lado, a Leire no le gustaba hablar de su vida privada, Mario tampoco preguntaba, no se sentía cómodo en esa especie de interrogatorio que suponía para Leire cualquier pregunta sobre su vida privada. Así que para él ella era un misterio y para ella, Mario era la respuesta a sus sollozos.

Se planteaban proyectos constantemente, viajes, visitas, paseos y vida por rellenar hueco a hueco. Leire la aspiraba a largos suspiros para retener la esencia de esos momentos. Mario se dejaba llevar por esa sensación cómoda de sentirse amado.
¿La amaba? Él pensaba que si, que amar era entenderse y compartir... era cómodo amar, y se podía hacer desde casa.
Leire pensaba que en toda relación había un amante y un amado. El amante da y el amado se deja llevar y recibe gustoso. El amante sostiene y el amado se deja balancear al compás de los latidos del otro. Sin amante no hay amado, pero siempre habrá deseos.
¿Quién era Leire?, ¿quién sostenía aquella relación... quién amaba... quién se dejaba llevar?... ¿Quién era Mario?

Y mientras todas estas preguntas se hacía Leire, Mario dormía como un niño, dormía dulcemente ajeno al sufrimiento de Leire... Durante media hora hubo un silencio sepulcral en aquella casa... Mario dormía y Leire le miraba, atusando los cabellos... Mario despertó, la miró, se reclinó y comenzó a besarla... No podía haber tanto gozo en mi vida (pensaba Leire) No tardaron ni 5 minutos en irse a la cama... Allí amaron, se emborracharon el uno del otro: GOZARON.

Era mediodía cuando el sol se apoderó de la habitación, Mario despertó y vio que Leire seguía dormida, profundamente dormida y con un semblante feliz... Fue a la cocina y preparó el desayuno para los dos: Café sólo para ella y cargado, café con leche para él... Unas tostadas y un zumo de naranja acompañaban a los cafés. Con un beso muy suave Mario despertó a Leire, ésta se desperezó poco a poco y con una sonrisa dio los buenos días. Leire quedó absolutamente impresionada por el detalle de Mario y lo agradeció infinitamente, era la primera vez en su vida que Mario hacía el desayuno y lo llevaba a la cama... ¿¿¿Significaría algo aquello???

Desayunaron y Mario se fue al cuarto de baño... Hoy podría ser un día importante en su vida y, como siempre llegaba tarde... Leire mientras daba el último trago de su café cargado ideó una travesura... Tomó el último trago y desnuda se encaminó al cuarto de baño, antes de entrar apagó la luz (los pulsadores estaban fuera de las habitaciones) y se encaminó a la ducha... "¿Leire, eres tú?" (preguntó Mario desconcertado) Leire entró a la ducha y acarició en la oscuridad a Mario... Mario respondió a sus caricias con sus juegos particulares... Se ducharon, o más bien, jugaron en la ducha... Todo iba de maravilla, si existía la Gloria, ese podía ser el momento... Leire no podía soportarlo más y reventó a llorar... Mario confundido, salió de la ducha, encendió la luz y vio acurrucada a Leire en la ducha, llorando como una Magdalena. Mario con mucho tacto fue hacia la ducha, se agachó, cogió suavemente a Leire y la abrazó, Leire se dejó querer y comenzó a balbucear... por fin contó su vida a Mario.

Hubo un silencio muy profundo, casi angustioso, Mario no podía dar crédito a sus oídos, y pensó por una vez en su vida, que debía pensar menos en él mismo y más en los demás, y no es que fuera un egoísta, sino que se desentendía fácilmente de la vida de los otros... Aquel día se lo dedicó sólo a Leire, creando una amistad muy profunda que Mario no pudo soñar jamás.

Por la noche, Mario decidió que había que dar un respiro al alma, jaleando al cuerpo y "darle cancha" como él decía, y juntos fueron a la discoteca de moda en aquella ciudad costera...

Y allí estaba Luisa, agenciada a un personaje muy patético y que pretendía ir de duro por la vida... Mario la saludó y ella se dio la vuelta (estaba muy ofendida) Mario no entendía nada y siguió su noche loca con Leire... Pero fue al salir de la discoteca cuando realmente vieron la miseria de Luisa...

Luisa estaba tirada en medio de la calle con la ropa rasgada y el rostro destrozado. Ambos corrieron a ayudarla, Mario no pudo contener sus lágrimas y gritaron pidiendo auxilio. Luisa les dijo entre sollozos que el energúmeno con el que estaba había intentado violarla y sacarle toda la pasta, el dinero se lo había llevado... pero ella había luchado con uñas y dientes, y en vista de la concurrencia su “amigo” decidió dejarla ahí tirada y no perder el tiempo “con una perra”.
Decidieron que Mario la acompañaría en la ambulancia, al fin y al cabo era la persona más cercana a ella que vivía en la ciudad. En el viaje al hospital, Luisa le contó lo que había sido su vida desde la ruptura. Había pasado de chulo en chulo... de las manos de uno a las de otro en poco tiempo, la necesidad de compañía la había llevado a una situación extrema de dejadez, y ahora lloraba porque esta no era la primera paliza que recibía.
Mario la miraba atento, sin poder esconder una mirada de ternura que lo acercaba íntimamente a ella. Habían sido tres años compartidos con esa mujer que ahora yacía en la camilla y le dolía su falta de valor y de amor propio en estos momentos. La vio como un ser extraño que nada tenía que ver con la Luisa que lo mandaba a la ducha tres veces al día.

Leire llegó un rato después que la ambulancia, el rostro desencajado y las manos temblorosas, no tanto por lo ocurrido a Luisa sino por el miedo que le daba perder a Mario si él se volcaba con ella. Es lógico que Mario quiera estar a su lado, eso lo honra, pensaba, pero que no me abandone, que no me abandone, Dios mío.
Enseguida lo vio en la sala de espera y se acercó corriendo “Qué, ¿cómo está?”.
Luisa tenía dos costillas rotas, hematomas y contusiones por todo el cuerpo y ahora la estaban explorando para descartar cualquier afección interna. Mario, con el rostro paralizado se echó a llorar “Ese hijo de puta me va a oír... ese mamón se las va ver conmigo... Leire... Lo voy a matar... Lo voy a rajar de arriba abajo”.


(continúa)

Diario Calavera (8º Dia)

Diario Calavera (8º Dia) Estamos en el ecuador del Carnaval y tal vez caliente el frío temporal que está viniendo (como es lógico, ya que estamos en invierno) Por parte de este calavera, será cuestión de poner las calderas a trabajar al máximo. No hay problemas de contaminación, debido a que estamos tan profundos que nuestro humo no ve el aire, eso sí caliente todo lo que pilla. Hoy quemaremos todas aquellas situaciones que nos son incómodas e injustas... Así que si tienes alguna, pásamela, que yo le daré el cauce oportuno.

Diario Calavera (7º Dia)

Diario Calavera (7º Dia) Muy buenas, como podrán comprobar, mis tropas, tras mucho estudio Infernal, me han recomendado cambiar el título a esta sección y llamarla Diario Calavera. Y ya que estamos en Carnaval, aprovechamos la coyuntura para hacerlo. Por cierto, los preservativos usados, me los tiren en la caldera que está al lado de la salida. Que aquí somos muy calaveras a la par que limpios. Por cierto, hoy por la tarde hay un café calavérico, si alguien se apunta. A las 18:00 H. (Aquí respetamos el horario de siesta del personal)

Diario Calavera (7º Dia)

Diario Calavera (7º Dia) Muy buenas, como podrán comprobar, mis tropas, tras mucho estudio Infernal, me han recomendado cambiar el título a esta sección y llamarla Diario Calavera. Y ya que estamos en Carnaval, aprovechamos la coyuntura para hacerlo. Por cierto, los preservativos usados, me los tiren en la caldera que está al lado de la salida. Que aquí somos muy calaveras a la par que limpios. Por cierto, hoy por la tarde hay un café calavérico, si alguien se apunta. A las 18:00 H. (Aquí respetamos el horario de siesta del personal)

Derivando (4)

Derivando (4) Leire no encontraba los zapatos nuevos que tan cuidadosamente había guardado en la parte de abajo del ropero. Ya habían pasado dos semanas y comenzaba a pensar que echaba de menos a ese despistado de Mario cuando él no estaba con ella, y que tal vez, sólo tal vez, podría plantearse una relación estable si él dejaba sus obsesiones con los videojuegos.
Es que a veces era tan niño... recordaba la primera vez que se vieron en el instituto. Por aquellos años ella ya empezaba a ser un valor en alza en la clase, la respetaban, contaban con su opinión y la cortejaban, cómo lo hacían los desdichados...
Mario nunca se le acercó dos palmos, para ella sólo era un chico extraño que se dedicaba a ver películas extranjeras y a descuartizar cualquier maquineja electrónica con el sádico placer de un cirujano. Qué paciencia tenía Mario con todas sus cositas, se aplicaba silencioso al manoseo de juguetillos baratos con los que se podía pasar horas.

La observaba tímidamente, sin querer que lo viera, la seguía de lejos cuando volvía a casa. Alguna vez le mandó pequeñas notas que Leire arrugaba desdeñosa mirando a todas partes, esperando encontrar la cara guasona del usurpador de su tranquilidad. Todos los días le dejaba sobre la mesa una piedrecita blanca del patio, todos los días Leire estampaba la piedrecita blanca contra la pizarra.
Así fueron pasando los meses en esas aulas luminosas, piedrecita va, piedrecita viene, motorcillos de juguete desmontados... y no se vieron más tras el verano. Hasta ahora.
“Mario, es tarde, ¿has visto mis zapatos nuevos?”

Luisa había llamado a Leire esa misma mañana, “tenemos que hablar”... ¿sobre Mario?”... “sobre todo sobre Mario”. Si ella quería hablar, hablarían, Mario es libre y mayorcito, puede hacer con su vida lo que le dé la gana y puede estar conmigo si quiere, yo no lo obligo... Es él, el que ya ha dejado su cepillo de dientes en mi cuarto de baño...

Esta fue una de las frases que pronunció Leire, en aquél enfrentamiento soterrado entre aquellas féminas... A Luisa le supo muy amargo el café de aquella reunión, a Leire por el contrario, no sólo no le molestó, sino que le pareció algo divertido...

Leire es una persona muy agradable con la gente, pero no cree en la humanidad, demasiadas mentiras, demasiadas chorradas para explicar algo tan evidente, una descreída y cínica en sus adentros, era capaz de comportarse muy amablemente con las personas cara a cara. Su padre y su hermano menor murieron cuando ella tenía 13 años... Exacto, ella se fue de aquélla ciudad para olvidar... Su padre, militar de profesión, pero ante todo un especialista en enfermedades cardiovasculares, había sido trasladado a aquella ciudad para salvar a un gran jefe, que tenía un corazón a punto de reventar... Llevaban tan sólo unos meses y sin embargo la gente de aquel lugar los trataban como si llevaran toda la vida allí, y eso se lo de debían a su padre... Militar de alto rango (era Coronel) lo que más estimaba en la vida era la sencillez y la cordialidad entre las personas, y eso lo inculcó muy bien en su familia... Pero aquella magnífica tarde de julio (calurosa donde las hubiera) iba a cambiar diametralmente la vida de Leire... Su padre había ido a buscar a su hermano, a la piscina... Su hermano José tenía 8 años y estaba aprendiendo a nadar... Como siempre, a las 20:00H. Lo recogía de la piscina y luego iban a la playa a recoger a su madre y a ella, para a continuación ir a casa...

Pero aquél día no llegaron a la playa, una potente explosión había hecho saltar por los aires el coche, con ellos dentro...

La noticia llegó rápidamente a los oídos de su madre, deshecha se tumbó sobre la arena, quería morirse... Leire, que llegaba en esos momentos de darse el último baño, se quedó paralizada, no sabía lo que ocurría... Su madre entre sollozos y abrazos le explicó lo que había ocurrido... No lo entendió ni ése día, ni el siguiente ni durante los 5 años posteriores. Sumergida en una profunda depresión, iba viviendo los días sin ninguna ilusión... Estaba muerta por dentro. Toda la gente de su alrededor intentó animarla, fue a psiquiatras, psicólogos y demás personas, incluso a videntes... Ella seguía igual, pensando que esta vida no tenía sentido... Pero un día sucedió que se encontró con una amiga, una amiga que le abrió los ojos, la trató con tal naturalidad cuando le contó el problema... con tal psicología, que cambió de postura, si no radicalmente, sí considerablemente, entonces ella descubrió que querría ser psicóloga para ayudar a todas las personas a superar los traumas, como había hecho su amiga... Y por fin volvió al lugar de donde huyó años atrás... ¡¡¡Las vueltas que da la vida!!!, pensó ella... Y entre todas las cosas que dejó sin terminar, Mario fue una de ellas, ahora podría terminar o continuar aquello que dejó inconcluso...

Por eso y por muchas otras razones, Leire pensaba que Luisa exageraba demasiado y no le tomó sus reproches a mal, derivando la conversación hacia temas más alentadores... Al cabo de dos horas, Luisa y Leire se despidieron, dejando las espadas en alto... Leire llegó a casa y encontró a Mario como siempre: En gayumbos y liado con el portátil... Fue a él y con ternura le besó en los labios...

Cada vez que miraba a Mario una sensación dulce le subía por el estómago hasta la boca. Era Mario, en tan poco tiempo, lo único que precisaba. Desde el accidente su casa no fue la misma, quedaron solas ella y su madre, no podía soportar la soledad de esa casa ni la compañía de su madre, que se tornó un semi-vegetal sin ganas de vivir. La dejó con sus tías y marchó lejos a estudiar.

Además de las clases en la facultad tenía que trabajar, hizo de todo: limpió, fregó platos, trabajó de cajera y de dependienta. Número uno de su promoción, enseguida encontró trabajo en lo suyo y se dedicó a su pasión en uno de los mejores centros del país.
Pero ahora Mario traía a su mente todos esos recuerdos que creía haber enterrado para siempre. Necesitaba estar cerca de él, cuidarlo, mimarlo como a un niño y dedicarle gran parte de su tiempo, no por Mario, sino por ella... era ella la que necesitaba esa obligación... era ella la que...

(continúa)

Diario Calavera (7º Dia)

Diario Calavera (7º Dia) Muy buenas, como podrán comprobar, mis tropas, tras mucho estudio Infernal, me han recomendado cambiar el título a esta sección y llamarla Diario Calavera. Y ya que estamos en Carnaval, aprovechamos la coyuntura para hacerlo. Por cierto, los preservativos usados, me los tiren en la caldera que está al lado de la salida. Que aquí somos muy calaveras a la par que limpios. Por cierto, hoy por la tarde hay un café calavérico, si alguien se apunta. A las 18:00 H. (Aquí respetamos el horario de siesta del personal)