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Calavera Infernal

Derivando (6)

Derivando (6) “No vas a hacer nada, ¿me oyes?, no vas a hacer nada, esa gente es peligrosa”.
Leire volvió a casa sola, Mario se quedaría toda la noche a esperar los resultados de los análisis de Luisa, allí al lado de su cama, sentado en un sillón rosa que olía a antibiótico.

Por la mañana Leire fue a trabajar (trabajaba en el mismo hospital en el que estaba ingresada Luisa) y lo primero que hizo fue ir a ver a la enferma. Mario había bajado a desayunar, estaban las dos solas, hablaron.
“¿Cómo has podido dejar que te hicieran esto?, estás loca. Tienes que mirar más con quien andas, no puedes arriesgar tu vida cada día”. Luisa no decía nada, asentía con la mirada y volvía la cara hacia el lado de la ventana intentando que los rayos del sol rozaran su rostro.
Leire se quedó a su lado, mirándola con una mezcla de pena y envidia. Le dolía esta unión de sentimientos, le dolía pensar en ella misma viendo a esa mujer destrozada en la camilla del hospital.

Aunque pudiese parecer ilógico, esa situación unía a los tres profundamente, y no sólo como personas (más o menos educadas), sino como un trío muy especial... Luisa se sentía muy avergonzada de verse así por su antiguo amor y por su nueva rival... Leire tenía un sentimiento contradictorio de culpabilidad y de amor hacia Luisa, y es que Mario unía más de lo que ambas pudieran imaginar... Hubo unos momentos de silencio, silencio intenso y muy audible... Por fin Luisa arrancó en lloros, sincerándose con Leire: "Lo siento mi intención no era amargaros la noche, de esta manera al menos, quería que Mario sintiera celos de mí, y fíjate lo que he conseguido... ¿Sabes, mi vida personal es un absoluto descontrol, muy ordenada en cuestiones sin importancia, pero luego mi vida sentimental es un caos... Te envidio... Os envidio a Mario y sobre todo a ti, y eso consume mi paciencia... Cuando el otro día os vi., creí que iba a estallar en celos, deseaba aniquilarte, matarte"... "Chissst" replicó Leire, con mucha suavidad y poniendo su dedo índice en los labios "No es el momento de ponernos a discutir sobre lo divino y lo humano, lo que has de hacer ahora es recuperarte lo antes posible y ser fuerte, muy fuerte... El lunes te cogeré como paciente, ya que amiga lo eres desde este momento, ahora descansa hasta que venga Mario, vendrá después de comer a relevarme"...

Mario estaba en casa, en su taller desarrollando el prodigioso sistema informático mediante el cual se creaba una barrera antivirus capaz de desactivar todos los virus que encontraran los ordenadores en su cuerpo... Iba a ser la bomba y debía prepararlo todo muy bien para que no hubiese escapatoria posible. El trabajo de su vida había que llevarlo muy en secreto... Era el ANTICUERPO PERFECTO... Pero no estaba muy centrado, el tema de Luisa le había descentrado totalmente y su cerebro no podía pensar en otra cosa que en Luisa y en Leire... en Leire y en Luisa... Y así se hicieron las 16:00 H., hora de las visitas en el hospital... Cogió el coche y con cierta prisa se dirigió al hospital, en el trayecto estuvo a punto de provocar un accidente, saltándose un STOP, pero gracias a sus reflejos de Jugador de videojuegos pudo esquivarlo, no sin el sobresalto cardiaco correspondiente... Llegó al hospital y vio a Leire recostada en la silla, viendo como Luisa dormía plácidamente... Mario se acercó a Leire y la besó, iba a hablar, pero con un gesto Leire le hizo callar, haciéndole salir al pasillo del hospital. "Déjala dormir, no la molestes mucho y si habla, procura que se distraiga en la conversación, no puede mantener charlas muy profundas... Yo voy a descansar a casa, si ocurre algo, llámame, pase lo que pase y sea la hora que sea... Ella nos necesita ahora a los dos más que nunca, y a ti más que a mí"... El fue ahora quien la hizo callar besándola en los labios... "Nos necesitamos los tres, vete a casa y descansa, tienes la comida preparada, no te preocupes por nada, luego iré por allí a dar una vuelta"... Volvió a besarla, más profundamente, le dio una azotaina cariñosa y la envió pasillo adelante hacia la salida... Leire podía ir tranquila a casa, no sólo no había perdido un amante, sino que, curiosamente había ganado una amiga. Pero Leire seguía teniendo un fatídico presentimiento, algo le remordía una y otra vez el corazón... Una situación desagradable le rondaba por el cuerpo, y ella no sabía de qué podía tratarse...

Esa especie de sensación la tenía a menudo, pero casi siempre respondía a manías personales que luego en ningún caso tenían nada que ver con una remota realidad. Así que no hizo el más mínimo caso de su paranoia e intentó olvidarla.

Cuando llegó a casa no pudo más que darse una ducha y meterse en la cama, estaba rendida y le dolían todos los músculos por haberse pasado todo el día velando a Luisa. Ahora, para qué nos vamos a engañar, le jodía un poco la presencia de Mario junto a esa minúscula cama, y se preguntaba qué estaría pensando Mario mientras miraba a la enferma.
Sin embargo Luisa era una buena chica que había pasado una mala racha, nada más, sólo eso, y le daba pena por ella, por no haber sabido utilizar su inteligencia para su vida privada.

La noche fue tranquila, Mario estaba en un duerme-vela que tampoco era desagradable, siempre que mirando a Luisa se cerciorase de su bienestar y de que no le faltaba nada en la mesilla... Que el suero funcionase perfectamente y de que su rostro reflejara placidez en el sueño. Un par de veces salió al baño y volvió corriendo, cuando dio por sentado que la noche terminaría bien, bajó un minuto a la cafetería a por una taza de café caliente. El café le reconfortaba y, por el contrario, no lo ponía más nervioso ni lo aceleraba. Cuando subió no podía comprender lo que pasaba.
Dos enfermeras se ocupaban del suero mientras el médico de turno intentaba reanimar a Luisa, que había tenido una crisis y no podía...

(continúa)

2 comentarios

Jimul -

No te preocupes, la tendrás...

white -

me encantan estas entregas, espero ansiosamente la de mañana.