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Calavera Infernal

Calavera

Derivando (29)

Derivando (29) Mario y Carol se miraron profundamente... Sólo con la mirada ya averiguaron los dos lo pensamientos de cada uno, sus objeciones y su aceptación final... El final de la guerra ya estaba en marcha... Ambos se fueron a la cama y allí sellaron el final de su plan... Mario había alcanzado el equilibrio pleno, si es que algún ser humano alcanza en vida dicho equilibrio... Por fin tenía un motivo por el que luchar, y no era superfluo ni sumamente trascendental... Era muy primario, directo y objetivo... Por fin había averiguado lo que era vivir...

Noviembre se acercaba con las primeras nieblas, Carol se había recuperado, al menos externamente, puesto que en el interior todavía ardía esa especie de vacío ardiente que produce la ausencia de un ser querido... Mario por otra parte se había aficionado a la química; intercambiaba información sobre sustancias químicas... La urgente necesidad para sus planes le había llegado a adentrarse en la red, buscando y hurgando en todos aquellos lugares que le ofrecieran la información que él deseaba... Carol no deseaba participar en las acciones de Mario, aunque las apoyaba firmemente... Mientras tanto, Mario proseguía con sus paseos en solitario, por los alrededores de aquel encantador y pacífico lugar, combinando sus datos cibernéticos con la belleza campestre de aquel lugar... Carol, por el contrario, seguía ultimando detalles de la decoración, quizás estuviera preparando la casa para una situación muy especial... Se sentía incómoda, no podía imaginarse que hubiera llegado a aquélla situación, sin embargo el plan había que seguirlo hasta el final, era preciso y necesario... De lo contrario, ¿qué contrario?, no había segundas opciones o planes... Estas contradicciones internas le duraron gran parte del mes de noviembre...

El mes de diciembre era más frío y plomizo aún de lo que habían pronosticado los peores augurios, incluso los viejos del lugar no recordaban un inicio de diciembre tan crudo... Mario y Carol, poco a poco se fueron refugiando en su casa, en la guarida, ese dulce y acogedor escondite en el que la más desagradable realidad era amortiguada por la sensación de paz que transmitía las personas que habitaban en ella... El día 4 de diciembre ya estaba todo terminado, rematado y atado, muy bien atado... Mario se acercó a Carol, que estaba fregando los utensilios de cocina, le dio la vuelta, la miró a los ojos y le dijo: “Cuando quieras, el plan ya está preparado, y a mí me gustaría llevarlo a la práctica cuanto antes”... Carol lo miró fijamente no queriendo reconocer que había llegado el momento y sólo supo decir “Necesito un poco más de tiempo”... Mario en lo más profundo de su ser la entendió perfectamente, (él tampoco estaba seguro) la abrazó y susurrando le dijo “Cuando quieras, mi amor... cuando quieras”...

A la mañana siguiente, Carol se despertó mucho antes que Mario, recorrió toda la casa, fijándose en cada uno de los detalles, respirando cada uno de los olores que emitía aquella casa, desnuda, atravesó un momento el patio; tomó una bocanada de aire, cerró los ojos y susurró: “Ya es tiempo”... Fue hacia donde yacía su compañero en la cama, ajeno a los pensamientos de Carol... lo miró tiernamente, acariciándole la cabeza, Mario medio dormido sonrió... “Mario tenemos muchas cosas que hacer todavía, levántate”... “mmmm... ¿qué sucede?” replicó remoloneando... “Mi respuesta es que ya es hora de que te levantes, aún quedan cosas por hacer”... Mario despertó inmediatamente, la miró fijamente, Carol le respondió con una suave sonrisa que ocultaba un amargo sabor de pérdida...

Ese mismo día se pusieron manos a la obra preparando la escenografía y ultimando detalles... Mario por una vez decidió olvidarse de las prohibiciones de “su religión” acerca de las tareas domésticas y ayudó a Carol a decorar el entorno. Se trataba de una representación y todo tenía que estar a la altura del guión, no debía tener ningún fallo... SE LO JUGABAN TODO... Retiraron todos los muebles del salón-comedor llevándolos a otras estancias y apilándolos ordenadamente, comenzaron la redecoración... El comedor estaba vacío, Mario y Carol se miraron; les esperaba un trabajo arduo pero muy interesante...

Primero se dedicaron a los detalles de la intendencia, colocando una cantidad importante de leña para quemar al lado de la chimenea, luego fueron colocando soportes labrados estratégicamente para tener puntos de luz definidos, no obstante la iluminación se sustituiría por luz de velas. Por último colocaron la mesa, la cual serviría para degustar los manjares... Todo la escena fue cubierta por cojines de colores suaves: suaves, finos y muy acogedores; estos elementos sustituían a las frías sillas y sillones, decididamente el comedor se había convertido en una estancia de un palacio de “Las Mil y una noches”...

Agotados pero muy satisfechos por el trabajo se fueron a comer... Fue una comida en silencio, sin ningún tipo de sonido, ni tan siquiera música, acaso alguna sonrisa, una caricia... Se estaban preparando para LA GRAN REPRESENTACIÓN... El segundo tema era preparar el utillaje utilizado para ese momento tan esperado... Después de fregar todos los útiles de la comida, Carol comenzó a sacar de la habitación cajas y cajas de loza... “Ayúdame, me quedan algunas por sacar” comentó con dulce firmeza Carol... A Mario todo aquello le comenzaba a resultar excesivo, por fin le había llegado la hora de trabajar en serio en las labores domésticas de la casa, una vez desplegada toda la loza fuera de las cajas de embalaje y lavada concienzudamente, Mario se dedicaba a secarla y abrillantarla con un trapo... Al principio le resultaba divertido, pero el aburrimiento intentaba colarse en su ánimo, Carol lo miraba, sonriendo amablemente, ella sabía lo poco acostumbrado que estaba a ese tipo de tareas... De vez en cuando le hacía bromas, para hacer más llevaderas esas tareas que en el fondo tanto odiaba Mario... Tras una tarde de limpieza y ordenamiento de la casa, ambos se sentaron al lado de la lumbre...
(continúa)

Derivando (28)

Derivando (28) Últimamente les había dado por conectarse al telediario, soportando la retahíla de masacres y decepciones humanas... Algo de pronto les llamó la atención, se miraron entre ellos quedándose petrificados... Un ajuste de cuentas entre camellos había dejado un rastro de dos cadáveres... Esta noticia no hubiera causado tanta sensación, si no resultara familiar el lugar en cuestión... No podía ser, se trataba de la casa de los amigos de Carol... La comida se dejó inmediatamente, llamando al tfno. de sus amigos; el cual fue descolgado por una voz totalmente desconocida, una voz con cierta autoridad... Carol colgó inmediatamente, Mario preguntó lo que ocurría... Carol fue hacia el despacho de Mario y hurgó en el correo...

Efectivamente un correo nuevo estaba aún sin leer... Carol tuvo un momento de indecisión, se armó de valor y tecleó la clave para acceder a él... Definitivamente un correo de su amigo le explicaba con toda claridad la gravedad de la situación, el peligro que corrían sus vidas, y que a partir de ahora no podría ayudarles más... Los habían descubierto... Carol gritó desgarradoramente, como pocas veces lo había hecho, Mario subió corriendo y comprobó que sus temores se habían cumplido, Carol estaba tirada al lado del ordenador, triste, hundida... no era ella... Mario la abrazó durante largo rato tiernamente... Se hizo un silencio sepulcral, roto sólo por los sollozos, entre los cuales recitaba estas palabras:
“Mira mis manos,
son tibias y blancas
sensibles a tu piel
y a cada onda
de tu cuerpo.
Se pierden temblorosas en el valle de tu espalda recorriendo cada poro
de tu piel a la mañana.
Mira mis manos
Míralas bien
Agárralas fuertemente
Llévalas al Edén,
Que es acariciar tu cuerpo lo que quieren,
no lo ves?

Mario, cogió con suma suavidad a Carol entre sus brazos y la llevó hasta la cama, allí con suma dulzura la dejó muy suavemente, la desvistió y como si se tratara de una madre con su hijo enfermo la arropó con las sábanas, acto seguido hizo lo propio él... Juntos los dos, entre sollozos, se acariciaron y durmieron... Era tiempo de silencio, momento de Paz...

Mario se despertó de madrugada, sus pensamientos no le dejaban conciliar el sueño, se fue al despacho y allí comenzó a trabajar febrilmente... Carol se despertó, observando que estaba sola, su cobijo ya no estaba... Se puso en pie y caminó al encuentro de Mario... “Cariño ¿qué haces trabajando a estas horas”... “¿Qué haces levantada?,...Sabes que necesitas descansar, has sufrido mucho y no estás para muchos trotes”... “Mi pobre e incrédulo Mario, sabes que ya no podemos parar, y mucho menos desde lo recientemente ocurrido... Hay que trabajar, ¿qué quieres que haga? Mario se levanta de la silla en la que se halla sentado y va hacia ella, rodea y acaricia su cuerpo desnudo... “Mi preciosa y amada Carol, no sufras más, estamos a punto de conseguirlo... ¿Sabes?... Ya no hay solución posible...

Diario Calavera (28º día)

Diario Calavera (28º día) Y aquí estamos con un careto algo desarmao,
ayer nos enredamos en un alegre bacalao.
y hoy domingo
(aquí la rima es peligrosa)
estamos pasando el día con gotero.
Que la marcha no es lo peor,
lo malo es cuano uno se levanta,
y el sol, su cara espanta.

Hoy iremos como las tortugas,
sin prisa y pasito a paso,
o de lo contrario...
acabaremos dándonos porrazos.

Diario Calavera (27º día)

Diario Calavera (27º día) Ya se va acabando este mes corto y un tanto enloquecido llamado Febrero, o como dirían los castizos "Frebrerillo loco" Porque es un resumen de todo el invierno y un adelanto de la primavera futura. Bueno, ya queda menos para un encuentro en Madrid de unos locos cuenteros que nos harán creer sus historias (aunque seamos mayores para que nos cuenten historias). Este calavera pondrá todos los medios a su alcance para visitar tan fastuoso acontecimiento. Y ver a los Cuenteros mayores del reino en su salsa. Seguro que nos cuentan algo interesante. Y hasta aquí mi contada calavera.

Derivando (26)

Derivando (26) Todo estaba dispuesto para el viaje, a juzgar por los macutos en el recibidor... Tras las presentaciones de rigor, cogieron los equipajes y se fueron hacia el garaje del edificio, dirigiéndose hacia el coche, un todo-terreno modelo Toyota, (Carol siempre le había gustado comprar las cosas con mucho estilo y clase) El amigo le tendió las llaves del coche, ella las rehusó, devolviéndoselas y pidiendo que hiciera el viaje hasta la nueva residencia, ya que él sabía exactamente donde se encontraba, fuera ya de la ciudad, se acomodaron para hacer un viaje relajado y tranquilo... Pusieron la música en el equipo del coche y se dirigieron hacia su nueva vida... Cuando llegaron a la casa que sería su nueva residencia... Mario y Carol tenían los ojos como platos al ver sus sueños realizados... Ellos, cada uno por su parte habían soñado con vivir en un pueblo, y trabajar desde allí... Derivando sus situaciones personales habían llegado a lograr cumplir uno de sus sueños más deseados: Una casa en el campo... Cenaron frugalmente y el cansancio del viaje pudo más que las ganas de disfrutar su primera noche en la casa... Todos se fueron a la cama... Carol y Mario durmieron, por primera vez durante mucho tiempo con una sensación de paz real...

Los rayos del sol ya habían inhundado las habitaciones de la nueva casa de Carol y Mario... Poco a poco fueron desperezándose del sueño al que se habían abandonado... Mario acarició suavemente la piel de Carol, mientras ella ronroneaba como un gata, una hermosa y salvaje gata... El desayuno fue como de costumbre, frugal, café con leche y algún bollo despistado en la mesa de la cocina... Poco a poco fueron contemplando cada uno de los rincones de la casa... Carol se había gastado todos los ahorros de su vida, pero había merecido la pena.

La vetusta apariencia de la casa seguía como si se tratara del primer día, si bien la estructura interna había sido modificada en su distribución espacial: La cocina,
cuarto de estar, más una habitación y un cuarto de baño monopolizaban la planta baja... Tras subir unas escaleras, se llegaba a la planta primera en la que se hallaban 4 habitaciones más un despacho... Garaje, cobertizo y otras dependencias vacías rellenaban el llamado patio o corral exterior...

El día siguiente todos juntos, gozando de la casa y haciendo los primeros planes de decoración.

Tras despedir a los amigos, Carol y Mario quedaron solos en aquella casa, la casa que les daría cobijo para el resto de sus vidas... Poco a poco fueron decorando la casa... Transcurría el tiempo... Los días comenzaban a resultar más agradables y cálidos... Mario fue ocupando el despacho con sus cachivaches... Inhundando de cables y aparatos electrónicos el despacho, mientras Carol le iba dando un toque acogedor y un tanto rural... Flores aquí y allá, muebles de madera que soportaban los aparatos electrónicos de última generación y el perfume de Carol ponían una nota de color al lugar de trabajo... A medida que iban terminando la decoración, comenzaban a interesarse por la vida de aquel lugar... No tardaron en hacer amistad con algunos miembros de la localidad, de mostrar su casa a los lugareños interesados y de preparar cenas o encuentros con los nuevos amigos, o con los amigos de Carol que de tarde en tarde venían con los últimos accesorios tecnológicos pedidos por Mario...

Era Mayo, como siempre, después de comer Mario y Carol salían a dar una vuelta por el campo y aprovechar ese calorcito preveraniego... Aquel día anduvieron bastante más que de costumbre, parándose en un paraje con una ribera al lado... Se bajaron de las bicicletas de montaña, descargaron las bolsas con la merienda y se refugiaron bajo la sombra de una encina... La tarde era radiante... Probaron el agua, se miraron y como si se tratara de una idea relámpago que atravesara sus mentes, se desnudaron, dejándose caer al agua... Jugaron y retozaron juntos en el agua durante bastante rato... Cuando lo creyeron oportuno salieron del agua refugiándose en una toalla que les estaba esperando bajo la sombra de la encina... La toalla rodeaba sus cuerpos desnudos y frescos, mientras sus labios y sus cuerpos se rozaban y exploraban cada uno de los poros de la piel del otro... “Mario, todo esto es muy bonito, y aquí se respira una paz, como pocas veces haya tenido oportunidad de hacerlo, quizás ninguna... Pero tenemos que hablar de nuestro futuro, no podemos seguir así, sin hacer nada... Debemos pensar qué vamos a hacer... Cómo vamos a jugársela a esos cretinos de mi empresa...

Diario Calavera (25º día)

Diario Calavera (25º día) Hola, hoy este calavera está un poco ácido, así que cuidado con las llamaradas. Vivimos en una sociedad profundamente democrática, tan democrática que se siente amenazada por las fuerzas del mal (mal que ha sido gestionado y alimentado, para que las entidades democráticas, fueran aún más democráticas) Ahora unos cuantos impresentables, reclaman deudas. Como no se las paga ni Rita la Cantaora... extorsionan, roban y matan. Resultado la democracia se refugia en una seguridad a ultranza, contra todo aquel que sea sospechoso y se llame de una forma diferente o extraña. ¡¡¡Viva la seguridad!!! ¡¡¡Nadie nos aniquilará!!! Pero los mismos perros y la misma rabia siguen pululando socialmente.

Hoy acaban de aprobar en el Parlamento inglés una ley en la que se permite a la policía tener retenido indefinidamente en el tiempo a cualquier sospechoso de terrorismo que no sea ciudadano de la UE. Magnífico, ya estamos más seguros. Y a partir de ahora, seguiremos informando con total seguridad.

Derivando (25)

Derivando (25) Necesitaba más que limpiarse, relajarse, quitarse la tensión, y sobre todo los recuerdos, esos recuerdos tan insistentes y que hacen tanto daño algunas veces... Carol, comenzó a notar un vacío en la habitación, en su cama, junto a ella... Se despertó, miró en derredor suyo y observó la puerta del cuarto de baño entreabierta y el ruido del agua de la ducha... Se levantó y sin pensarlo dos veces se dirigió a la ducha y allí vio a Mario con las manos contra la pared... perdido... cansado... El agua pretendía arrastrar los recuerdos por el desagüe, pero eso no podía hacerlo un elemento físico... Ese trabajo estaba reservado al motor espiritual de Mario, muy dañado, y en fase de recuperación... Carol, muy despacio se metió en la ducha, y con mucha dulzura y amor, agarró por la cintura a Mario y posó su cabeza sobre la espalda de ese cuerpo atormentado... Poco a poco fue consiguiendo que Mario diera la vuelta... la mirara... la acariciara... la besara... Poco a poco el amor fue introduciéndose en ese cuarto de baño, en la habitación... Y sobre todo en el espíritu maltrecho de Mario... Juntos se pasaron 3 horas en la ducha, disfrutando de sus cuerpos, gozando de su amor... “Vamos, cariño, hemos de comer algo y largarnos de aquí, aún nos falta la mitad del camino por recorrer... Nos espera un pueblo de una ciudad interior... Un amigo mío ha comprado una casa rural muy bonita y placentera, donde les será muy difícil encontrarnos... Por otra parte hemos de pensar que haremos con relación a nuestros perseguidores... Pero no adelantemos acontecimientos... Lo primero es alimentar nuestros cuerpos, y en segundo lugar vendrá todo lo demás... Y diciendo esto, Carol agarró a Mario de la mano, y lo llevó como si de un niño se tratara a la habitación... Allí se vistieron... Y allí es dónde Mario retomó de nuevo su vida... Cogió del bolso de su cazadora un tubo con pastillas (esa medicación de la que había dependido hasta ahora y la dejó en la mesita de la habitación... Mario salió en último lugar y tras una larga mirada cerró la habitación... Mario acababa de renacer de sus cenizas. El local al que fueron a comer, pertenecía al motel, con lo cual estaba a unos metros... Estaba muy concurrido por camioneros y excursiones de autobuses, lo cual era buen síntoma de la cocina que se elaboraba allí... Escogieron una mesa al fondo del local, la única que quedaba libre, sus compañeros de mesa era una familia, con un niño pequeño con cara de pillo... Mientras estaban esperando a que el camarero llegara a darles la carta, Mario se dedicó a jugar con el niño, que menos de comer, tenía ganas de todo... Carol recibió una llamada a través del móvil, que andaba perdido en ese bolso de diseño, pero que era incapaz, como el resto de los bolsos del mundo, de resolver el Caos producido por los objetos en dichos bolsos... Tras una pequeño desparrame de objetos por la mesa, Carol pudo por fin cumplir su misión: Coger el tfno. que sonaba sin parar: “Dime... ¡Ahá!... Sí... De acuerdo, sigue el plan como teníamos acordado... ¿Hay algo más que deba saber?... Bien, entonces esta tarde pasaremos por allí, ten todo preparado... Bueno nos vemos, chao... ¡Ah! y gracias por todo... Chao...” Mario que se había percatado de toda la conversación, preguntó qué ocurría... Hemos de hablar, pero antes pidamos la comida, estoy hambrienta... Pidieron la comida, y cuando fue servido el primer plato comenzaron a hablar, o mejor dicho, comenzó a hablar Carol: “Mario estamos en una situación crítica, como te dije... Nos buscan, por razones diferentes, pero por el mismo tema... Mi problema es que he sido una niña muy mala y una empleada desobediente... En el oficio en el cual trabajo no se permiten errores, pero aún menos se admiten las deserciones... Y yo tengo las dos faltas en el mismo trabajo y al tiempo... No fui capaz de hacer bien mi trabajo, puesto que sigues aquí frente a mí, cosa que agradezco... Y por otro lado he desaparecido con un montón de información que podría perjudicar a la empresa... Tranquilo aún no saben donde estamos, pero hemos de tomar precauciones... De momento vamos a ir hasta la capital, allí nos veremos con un amigo, que nos tendrá preparado un nuevo vehículo, porque no me fío del que tenemos ahora... Nos pueden estar escuchando o viendo... A continuación cogeremos el nuevo vehículo y nos iremos a la zona noroeste del país, allí nos alojaremos en una casa rural, en un pueblo... Y allí idearemos y fabricaremos nuestro contraataque... Mario la miró con mucha sorpresa... ¿Y yo que tengo que ver con todo esto?... Mucho más de lo que crees, para ellos eres un peligro y hasta que no tengan en su poder lo que buscan, no pararán quietos... Pero no hablemos de esto ahora, que se nos va a enfriar la comida... Come y ya iremos hablando poco a poco... Mario no dejaba de mirarla con cara de pulpo despistado, mientras Carol, como cerebro de toda la operación temía mucho por sus vidas, ella sabía que esa gente no se andaba con tonterías; si alguien les molestaba los eliminaban y a otra cosa... Carol apoyó su mano sobre la de Mario: “Confía en mí, ya no volveré a causarte más daño intencionadamente”... Pero y... ¿no le podemos dar lo que quieren y se acabó todo este rollo?... Carol suspiró, y tras unos segundos de pausa, mirándole a los ojos le respondió: “Sí lo podemos hacer, pero yo pasaría a un estado espiritual definitivo y tú probablemente fueras a un centro psiquiátrico de por vida... Si es eso lo que quieres, estamos a tiempo... (Sacando el tfno. de su bolso y mostrándoselo a Mario) ¡Llama, llámalos!... Mario miró a los ojos a Carol, miró al tfno... Volvió a mirar a los ojos de Carol y supo que Carol no bromeaba ni mentía, y por otra parte no dejaba de pensar en Leire, su amada Leire... “Bien lo haremos como tú dices, pero si lo hacemos no hemos de echarnos para atrás bajo ningún concepto...“ (se agarraron fuertemente las manos), fue un apretón de manos que significaría mucho, más de lo que ellos podían imaginar en aquéllos momentos.

Terminaron de comer, se tomaron los respectivos cafés, pagaron... Eran las 16:30 h. cuando se marcharon de aquel restaurante... De camino hacia el coche, Carol se paró, le agarró del brazo y le dijo: “Una última cuestión... dentro del coche, cuanto menos hablemos mejor...” Asintió Mario, y entrando en el coche reiniciaron el viaje hacia la capital... Eran las 18:00 h. cuando llegaron a la capital... Tras un cuarto de hora dando vueltas para buscar aparcamiento, encontraron un hueco suficientemente amplio como para dar cabida a ese BMW deportivo... Cerraron bien el coche y se dirigieron a casa del amigo de Carol... El corazón de Mario daba más vueltas que una lavadora en pleno centrifugado, Carol sin embargo estaba más fría, más segura, pero el cosquilleo y el vértigo no conseguía sacudírselo del cuerpo... Por fin llegaron a un edificio residencial de alto nivel a juzgar por el aspecto exterior y el acabado... Tras pulsar un botón del portero automático y de identificarse Carol con la frase: “Soy yo...” se dirigieron hacia el piso 4º del edificio... El ascensor de dicho edificio tenía más pinta de nave espacial que de simple elevador, incluso tenía una cámara que visualizaba a los intrusos del edificio que habían logrado burlar los controles previos... “Mucha seguridad para un edificio a simple vista no excesivamente suntuoso” dijo Mario... “Ya sabes que el ser humano se crea cierta paranoia con la seguridad” replicó Carol... Quien les recibió fue un hombre tranquilo y de aspecto y formas sencillas, bastante agradable en el trato, incluso chocaba su presencia en ese edificio tan aparatoso...

(continúa)

Derivando (25)

Derivando (25) Necesitaba más que limpiarse, relajarse, quitarse la tensión, y sobre todo los recuerdos, esos recuerdos tan insistentes y que hacen tanto daño algunas veces... Carol, comenzó a notar un vacío en la habitación, en su cama, junto a ella... Se despertó, miró en derredor suyo y observó la puerta del cuarto de baño entreabierta y el ruido del agua de la ducha... Se levantó y sin pensarlo dos veces se dirigió a la ducha y allí vio a Mario con las manos contra la pared... perdido... cansado... El agua pretendía arrastrar los recuerdos por el desagüe, pero eso no podía hacerlo un elemento físico... Ese trabajo estaba reservado al motor espiritual de Mario, muy dañado, y en fase de recuperación... Carol, muy despacio se metió en la ducha, y con mucha dulzura y amor, agarró por la cintura a Mario y posó su cabeza sobre la espalda de ese cuerpo atormentado... Poco a poco fue consiguiendo que Mario diera la vuelta... la mirara... la acariciara... la besara... Poco a poco el amor fue introduciéndose en ese cuarto de baño, en la habitación... Y sobre todo en el espíritu maltrecho de Mario... Juntos se pasaron 3 horas en la ducha, disfrutando de sus cuerpos, gozando de su amor... “Vamos, cariño, hemos de comer algo y largarnos de aquí, aún nos falta la mitad del camino por recorrer... Nos espera un pueblo de una ciudad interior... Un amigo mío ha comprado una casa rural muy bonita y placentera, donde les será muy difícil encontrarnos... Por otra parte hemos de pensar que haremos con relación a nuestros perseguidores... Pero no adelantemos acontecimientos... Lo primero es alimentar nuestros cuerpos, y en segundo lugar vendrá todo lo demás... Y diciendo esto, Carol agarró a Mario de la mano, y lo llevó como si de un niño se tratara a la habitación... Allí se vistieron... Y allí es dónde Mario retomó de nuevo su vida... Cogió del bolso de su cazadora un tubo con pastillas (esa medicación de la que había dependido hasta ahora y la dejó en la mesita de la habitación... Mario salió en último lugar y tras una larga mirada cerró la habitación... Mario acababa de renacer de sus cenizas. El local al que fueron a comer, pertenecía al motel, con lo cual estaba a unos metros... Estaba muy concurrido por camioneros y excursiones de autobuses, lo cual era buen síntoma de la cocina que se elaboraba allí... Escogieron una mesa al fondo del local, la única que quedaba libre, sus compañeros de mesa era una familia, con un niño pequeño con cara de pillo... Mientras estaban esperando a que el camarero llegara a darles la carta, Mario se dedicó a jugar con el niño, que menos de comer, tenía ganas de todo... Carol recibió una llamada a través del móvil, que andaba perdido en ese bolso de diseño, pero que era incapaz, como el resto de los bolsos del mundo, de resolver el Caos producido por los objetos en dichos bolsos... Tras una pequeño desparrame de objetos por la mesa, Carol pudo por fin cumplir su misión: Coger el tfno. que sonaba sin parar: “Dime... ¡Ahá!... Sí... De acuerdo, sigue el plan como teníamos acordado... ¿Hay algo más que deba saber?... Bien, entonces esta tarde pasaremos por allí, ten todo preparado... Bueno nos vemos, chao... ¡Ah! y gracias por todo... Chao...” Mario que se había percatado de toda la conversación, preguntó qué ocurría... Hemos de hablar, pero antes pidamos la comida, estoy hambrienta... Pidieron la comida, y cuando fue servido el primer plato comenzaron a hablar, o mejor dicho, comenzó a hablar Carol: “Mario estamos en una situación crítica, como te dije... Nos buscan, por razones diferentes, pero por el mismo tema... Mi problema es que he sido una niña muy mala y una empleada desobediente... En el oficio en el cual trabajo no se permiten errores, pero aún menos se admiten las deserciones... Y yo tengo las dos faltas en el mismo trabajo y al tiempo... No fui capaz de hacer bien mi trabajo, puesto que sigues aquí frente a mí, cosa que agradezco... Y por otro lado he desaparecido con un montón de información que podría perjudicar a la empresa... Tranquilo aún no saben donde estamos, pero hemos de tomar precauciones... De momento vamos a ir hasta la capital, allí nos veremos con un amigo, que nos tendrá preparado un nuevo vehículo, porque no me fío del que tenemos ahora... Nos pueden estar escuchando o viendo... A continuación cogeremos el nuevo vehículo y nos iremos a la zona noroeste del país, allí nos alojaremos en una casa rural, en un pueblo... Y allí idearemos y fabricaremos nuestro contraataque... Mario la miró con mucha sorpresa... ¿Y yo que tengo que ver con todo esto?... Mucho más de lo que crees, para ellos eres un peligro y hasta que no tengan en su poder lo que buscan, no pararán quietos... Pero no hablemos de esto ahora, que se nos va a enfriar la comida... Come y ya iremos hablando poco a poco... Mario no dejaba de mirarla con cara de pulpo despistado, mientras Carol, como cerebro de toda la operación temía mucho por sus vidas, ella sabía que esa gente no se andaba con tonterías; si alguien les molestaba los eliminaban y a otra cosa... Carol apoyó su mano sobre la de Mario: “Confía en mí, ya no volveré a causarte más daño intencionadamente”... Pero y... ¿no le podemos dar lo que quieren y se acabó todo este rollo?... Carol suspiró, y tras unos segundos de pausa, mirándole a los ojos le respondió: “Sí lo podemos hacer, pero yo pasaría a un estado espiritual definitivo y tú probablemente fueras a un centro psiquiátrico de por vida... Si es eso lo que quieres, estamos a tiempo... (Sacando el tfno. de su bolso y mostrándoselo a Mario) ¡Llama, llámalos!... Mario miró a los ojos a Carol, miró al tfno... Volvió a mirar a los ojos de Carol y supo que Carol no bromeaba ni mentía, y por otra parte no dejaba de pensar en Leire, su amada Leire... “Bien lo haremos como tú dices, pero si lo hacemos no hemos de echarnos para atrás bajo ningún concepto...“ (se agarraron fuertemente las manos), fue un apretón de manos que significaría mucho, más de lo que ellos podían imaginar en aquéllos momentos.

Terminaron de comer, se tomaron los respectivos cafés, pagaron... Eran las 16:30 h. cuando se marcharon de aquel restaurante... De camino hacia el coche, Carol se paró, le agarró del brazo y le dijo: “Una última cuestión... dentro del coche, cuanto menos hablemos mejor...” Asintió Mario, y entrando en el coche reiniciaron el viaje hacia la capital... Eran las 18:00 h. cuando llegaron a la capital... Tras un cuarto de hora dando vueltas para buscar aparcamiento, encontraron un hueco suficientemente amplio como para dar cabida a ese BMW deportivo... Cerraron bien el coche y se dirigieron a casa del amigo de Carol... El corazón de Mario daba más vueltas que una lavadora en pleno centrifugado, Carol sin embargo estaba más fría, más segura, pero el cosquilleo y el vértigo no conseguía sacudírselo del cuerpo... Por fin llegaron a un edificio residencial de alto nivel a juzgar por el aspecto exterior y el acabado... Tras pulsar un botón del portero automático y de identificarse Carol con la frase: “Soy yo...” se dirigieron hacia el piso 4º del edificio... El ascensor de dicho edificio tenía más pinta de nave espacial que de simple elevador, incluso tenía una cámara que visualizaba a los intrusos del edificio que habían logrado burlar los controles previos... “Mucha seguridad para un edificio a simple vista no excesivamente suntuoso” dijo Mario... “Ya sabes que el ser humano se crea cierta paranoia con la seguridad” replicó Carol... Quien les recibió fue un hombre tranquilo y de aspecto y formas sencillas, bastante agradable en el trato, incluso chocaba su presencia en ese edificio tan aparatoso...

(continúa)

Derivando (23)

Derivando (23) Las cosas estaban muy negras para Mario, sus relaciones habían ido todas al garete, al más profundo e irremisible garete... Pensó que tal vez fuese la hora de irse él también al garete... Los días se hacían interminables, ésto unido a la insoportable y machacona melodía interminable de la cínica época de Navidad, convertían la existencia en un situación difícil de soportar... Los calmantes y el tratamiento adormilaban la situación...

Mario estaba en lo más profundo del abismo esperando la llegada de la paz, tal vez la paz absoluta... Las enfermeras y el equipo de médicos no habían visto jamás un caso tan extremo de desesperación... Casi no lo sujetaba ni el hilillo de vida que todo el mundo cree tener... Hubo muchas visitas, amigos, compañeros y hasta un ramo de rosas misterioso, sin tarjeta... aunque todo el mundo sabía que era de Carol, su presencia estaba allí, en su aroma, su sabor...

Mario no estaba para esos detalles, su lucha era más primaria y sencilla, su decisión era elegir entre la existencia y la nada...

Los días pasaban y Mario seguía en su misma situación, si bien clínicamente presentaba unas variaciones más que aceptables, pero no estamos hablando del funcionamiento de una máquina... Estamos hablando de la parte “espiritual “ de una persona a la que las circunstancias le habían llevado a esa situación... La verdad es que era una historia perfecta para ser novelada sino fuera por el dolor tremendo que había producido en una persona, en Mario concretamente... El día 8 de enero tras una larga deliberación del equipo médico y auxiliar, larga y muy provechosa para la medicina, se llegó a la conclusión de que Mario debía abandonar el hospital y reencontrarse con el mundo exterior... Por supuesto no se le iba a mandar desnudo y sin nada, sino que iba a estar vigilado y controlado por el equipo médico. Como dijo el jefe del Equipo médico: “Aquí ya hemos arreglado y puesto a punto la maquinaria orgánica dañada... Lo más difícil queda a partir de ahora, el daño moral y espiritual, daño que tendrá que ser superado por él mismo, con ayuda de éste equipo, de su familia y entorno...” No sin ciertas dudas por el equipo médico, decidieron tomar la decisión expresada por el Jefe del Equipo...

Mario había desayunado como todos los días en el sillón junto a la mesita... Mirando por la ventana se había quedado extasiado con un pajarillo que picoteaba en la rama de un árbol... Se le venía a golpetazos los recuerdos, aunque cada vez los iba superando mejor... Controlando su ansiedad, que desembocó en una de las depresiones más fuertes que puede tener la naturaleza humana... Recordaba esos besos y las profundas caricias de Leire, de Luisa... Se confundían las caras con los cuerpos... las caricias con los rostros... La suavidad de las manos con el olor de la piel...

“Buenos días... ¿Cómo vamos hoy?” Comentó el Médico... “Las flores están invernando, por lo tanto los poetas hemos de callar y sufrir...” “Bien al menos hoy mantienes un cierto Sentido del Humor, aunque sea un poco agrio...” ¿Quiere hacer hablar a un poeta en invierno? ... “ “No, yo sólo quiero decirte, que hoy podrás salir a contemplar como renace la primavera, o como le va la vida a ese gorrión al que miras fijamente... Mario quedó sorprendido, quedó pensativo, esbozó una leve sonrisa y pronunció un “¡Qué bien, vuelvo a ser libre!” lo que más le preocupa al doctor es el tono con el que había pronunciado la frase... “Bueno creemos que debes empezar a enfrentarte con el mundo real, ya sabes que no podemos hacer más aquí... Y prolongar tu estancia sería contraproducente para ti, por lo tanto seguirás con el tratamiento pero en tu casa, al principio te pondremos una atención más especial, para luego ir poco a poco dejándote libertad absoluta... “Si he de ser sincero, la comida me resultaba un poco insulsa” replicó Mario... “En fin se lo diré al cocinero cuando lo vea” Ramón Gómez Inchausti era el Jefe del Equipo médico que había tratado a Mario, un hombre tranquilo y reposado, que sabía escuchar... Hizo buenas migas con Mario, aunque las conversaciones no eran muy profundas ni extensas, debido a la enfermedad de Mario... “Además sabemos que tienes una casa muy acogedora y un círculo de amigos muy entregados, por lo cual te resultará duro, como a todo el mundo, después de haber pasado por un trance como éste... Aunque puedo asegurar que saldrás muy airoso, por lo menos de ésta...

(continúa)

Diario Calavera (23º Día)

Diario Calavera (23º Día) Los Contactos de mis Tropas, han llegado a un acuerdo con el Jefe de Atra, por lo que ha accedido (no sin ardúas negociaciones) por medio de un precio razonable (que aquí no vamos a indicar). Así que hoy exponemos un artículo suyo, que habla sobre la caza. Cázadlo, si podéis.

La temporada de caza está saliendo mal, lo que se dice fatal, y eso no parece preocupar a nadie. Por culpa de la sequía las especies abatibles, tanto las de pluma como las que caminan a cuatro patas, abundan poco este año. Y encima los escasos bichos disponibles tienen más clientela que los burdeles de San Juan de los Reyes el día de la Patrona. O sea, que tras de cada perdiz o ágil rumiante con lustrosa cornamenta que ocian por esos campos de Dios, hay seis o siete cazadores aprestados a meterles plomo, una competencia absurda que ya ha costado más de un susto y un disgusto a los amantes de este deporte, imaginen, tiros por aquí y por acullá y «cuidado Manolo que acabas de llenarme de postas la trasera del tóterreno, a pique de atinarme en los lomos y dejarme joío p'a tóa la vía». Es el gran problema que tienen estos hombres tan fieros, tan madrugadores y abnegados: que se la juegan en cada sesión de puntería, siempre tras el noble afán de dejar tiesas a sus presas, y nadie les reconoce el mérito y mucho menos nos hacemos cargo de sus contratiempos y los muchos quebraderos de cabeza, no digamos económicos, que una mala temporada de caza originan.
Tiene que ser de lo más frustrante levantarse a las cuatro de la mañana, vestir el chaleco verde y la pana y las botas, preparar la fusilería y la munición y el resto del carísimo utillaje necesario a la montería, recorrer muchos kilómetros en el 4x4 y luego caminar por vastos andurriales hasta el coto, llegar al puesto y quedarse allí pasando frío, más solo que la una, sin más entretenimiento que acechar las idas y venidas de la fauna agreste Todo para volver de vacío. No hay derecho, hombre. Y para más INRI ni los periódicos ni los medios de comunicación ni las autoridades del ramo se preocupan de esta calamidad, estos sinsabores padecidos por nuestros conciudadanos cazadores, tan castigados por la falta de material viviente dispuesto a morir por la causa, animalejos cuya hermosa agonía bajo el cielo de grises madrugadas dé satisfacción a su legítimo instinto venatorio... Una gran pena.
Lo que no me explico es porqué las administraciones públicas, tanto estatales como autonómicas, no han tomado ya cartas en el asunto. A fin de cuentas la caza es una actividad que mueve ingentes cantidades en metálico, importante venero de ingresos para muchos propietarios que rentabilizan el uso de pedregales y baldíos que sin la presencia armada de la tropa cinegética no tendrían mayor utilidad. ¿Cómo no se han previsto contingencias tan simples como una sequía, o que alguna plaga de esas que de vez en cuando sufren las bestias campestres merme la fauna disponible, o que se le retrase el celo a las hembras o los machos anden amariconados esta temporada? No es mucho pedir, digo yo. Tener en cuenta y muy presente la problemática del cazador debería ser norma obligatoria para todo aquel que ejerza alguna responsabilidad pública. Y, por supuesto, los medios de comunicación deberían informar cumplidamente de todo ello e instar a la pronta solución de este grave asunto. Si las humildes líneas escritas hasta aquí sirven para algo en este sentido, me daré por satisfecho. Al cazador hispano no se le puede mandar así como así al cuerno, no señor. Todo por la caza y pimpampún.

Artículo cedido del Blog personal de Jvi (http://josevicentepascual.blogia.com/)

Derivando (22)

Derivando (22) "Mario, no te preocupes, además mañana tengo un trabajo horroroso, he de arreglar unas cuestiones personales, por cierto, podrías dejarme tu coche, el mío ya sabes que está estropeado"... "Por supuesto las llaves ya sabes donde están...” “Quédatelo el tiempo que lo necesites... Cariño aún te quiero"...

Y diciendo esto una lágrima le recorrió la mejilla, no podía ser: LA PESADILLA SE HABÍA HECHO REALIDAD... Carol lo había oído todo desde la cama, y en cierto modo se sentía culpable por varios motivos: Por no haber podido mantener una relación así con nadie en su vida... Por ser la causante de la ruptura de una relación así...

Mario volvió a oscuras a la cama, medio llorando... Carol lo estaba oyendo, no podía soportar tanto sufrimiento... Así que lo abrazó lo más tiernamente que supo... Y así se quedaron juntos durante el resto de la noche...

Eran las 8 de la mañana un ruido de sirenas despertó a Mario, sudoroso se levantó, a duras penas se puso la ropa; y como alma que lleva el diablo salió por la puerta... Carol sólo acertó a decir ¿dónde vas?... Mario presentía algo muy desagradable, y tenía que ir a comprobarlo... Agarró un taxi al vuelo y le rogó que fuera lo más rápido posible a la C/ La Felicidad, 25... En 5 minutos se presentaron allí... Dantesca imagen que allí pudo observar... Decenas de policías, ambulancias, bomberos y hasta un coche fúnebre... Era la casa de Leire... Mario entre manotazos se hizo paso y logró llegar hasta los restos de su coche, Leire había inundado con sus restos la calle... Su vida ya no estaba entre nosotros... Varios agentes de policía tuvieron que agarrarlo y quitarlo de entre ese amasijo de hierros...

Mario cerró los ojos muy fuerte para imaginar que eso no estaba sucediendo, que al abrirlos todo sería normal, incluso la noche pasada sería irreal... Estaría esperando a Leire, que saldría preciosa del portón para reunirse con él en la acera. Leire daría un beso a Mario y se despedirían para irse cada uno con sus asuntos del día. Ella lo miraría a lo lejos y Mario sentiría los ojos de Leire clavados en su espalda, pesando sobre sus hombros.
Todo era un caos... La gente agolpada no dejaba de preguntar... Corrían todo tipo de rumores, desde terrorismo a narcotráfico... Las cámaras apuntando indiscretas al cuerpo tapado... Los periodistas entrevistando a los testigos... Alguna vecina llorando como una absurda plañidera: “Era una persona estupenda, no sé por qué alguien ha sido capaz de esto”...
Mario parado, con los ojos entreabiertos, la lágrima a punto, las manos temblorosas. Parado en medio de esa desesperación que lo convertía en un ser impotente... En una especie de observador inactivo... de espejo... de mirón... de turista frente a la torre de Pisa.
De repente se oyó un grito desesperado de entre la concurrencia... Mario en el suelo... Apuñalando el asfalto con sus manos... Llorando como un niño. Alrededor no había nada, silencio... Los relojes se pararon.
Luisa y Leire, las dos... La misma, relegadas al recuerdo... desgajadas... amortajadas... sucumbiendo al abismo de esa blancura eterna, del dolor que va a mancillar todas las noches de mi vida, que va a robar todos los sueños de todas y cada una de mis noches. Muertas las dos ya no hay nada... Muertas las dos es el fin... Muertas ambas ya no puedo más... Muertas ellas ya no estoy yo. Muertas, muertas, muertas, muertas... quiero morir. Soy yo el que lo pide... Quiero morir ahora, ¿me oyes?... Quiero que me lleves donde estén ellas... Lo exijo, soy responsable... Haz callar a la plañidera y luego mátame.

Mario no era consciente de que estaba en la comisaría... Su rapto de locura había dejado perplejo incluso a aquél comisario viejo, curado de espanto de tantas atrocidades... Incluso a los propios “trabajadores” que pusieron la bomba, les habría afectado... No se sabe cuánto tiempo estuvo en ese estado Mario... El comisario, no soportaba más ver sufrir así a un ser humano, así que ordenó que lo ingresaran en el hospital, en observación...

La huella que dejó en comisaría fue imborrable, incluso los cacos y las víctimas de violaciones se avergonzaban de sus miserias... Era imposible ver tanto dolor junto en un hombre... Eran las 10 de la noche cuando Mario fue ingresado en el ala de psiquiatría del hospital... Muchas veces había ido últimamente, alguna como paciente... Pero realmente ahora era cuando Mario realmente necesitaba de sus servicios...

Era el 7 de diciembre, la capilla de la iglesia de aquel barrio se llenó, se abarrotó... Saben, uno nunca sabe la huella que deja entre la gente hasta que no se muere. Demasiado tarde para averiguarlo entonces... Leire había dejado un rastro increíble: Pacientes, familiares, amigos, compañeros, más amigos, gente sencilla, poderosa, y algún que otro cantamañanas que debía ir porque las circunstancias lo exigían o había forzado las circunstancias...

Era un día especialmente gélido, y el viento quería deshacer las huellas de aquel día... No podía, Leire era imborrable, como todo espíritu libre que se cruce en esta vida...

Mario por el contrario estaba tendido en la cama, inmóvil con los cinturones de seguridad, que rodeaban su cuerpo (para que no se hiriese) aún inconsciente, de vez en cuando una ligera convulsión recorría el cuerpo... Era como si sintiese el entierro definitivo del cuerpo de Leire, que no del espíritu...

Diario Calavera (22º día)

Diario Calavera (22º día) Hoy en este diario vamos a poner la Receta Infernal de un asado de Argentina llamado Chimichurri. Para abrir boca, porque es lunes:

El Asado

El ritual suele comenzar temprano en la mañana: los hombres salen de cacería y vuelven con una jugosa presa bovina. O, más frecuentemente, van a la carnicería del barrio y compran tira de asado, chorizos, morcilla y chinchulines. Se proveen así mismo de carbón, y algunas bebidas. Ya en la casa, colocan el carbón bajo la parrilla, y entonces comienza el desastre: papeles de diario en llamas, carbones encendidos, chispas volando, y una nube de humo y cenizas se eleva hacia el cielo, para caer luego cual lluvia pompeyana sobre todo ser viviente que ose quedar a la intemperie. Es en ese momento cuando las mujeres huimos y nos encerramos en la cocina, donde ponemos a hervir algunas papas y huevos, que luego se cortarán en cuadraditos y se aderezarán con mayonesa. También cortamos la clásica lechuga y tomate para la ensalada salpimentada. En realidad, cualquier excusa es buena para escapar del infierno que se desata en el patio o jardín. Cada tanto, haciendo una pausa en la conversación, nos asomamos por la ventana apenas entreabierta y gritamos “¿Cómo va eso?”, básicamente, para asegurarnos que los hombres siguen con vida. Las horas pasan, y los rostros masculinos van pasando del rosa intenso al rojo bermellón, para acabar en un negro ceniza, que no se limita a los rostros sino también a toda la ropa que los recubre, la cual, por si fuera poco, va empapándose progresivamente con litros de sudor.
Cuando la carne da señales de estar terminando su cocción, gritan desde afuera, con la poca voz que les queda “¡Ya va queriendo!”. Y entonces colocamos los platos y cubiertos en la mesa, junto con las ensaladas y el pan. Hay mujeres que, cuando quieren quitarse de encima a alguna persona no grata (una suegra pesada, por ejemplo) ponen en la mesa una salsa especial para acompañar al asado llamada chimichurri. Esta salsa tiene la capacidad de acabar con cualquier indeseable en un par de horas, sin embargo, son muchos quienes la comen voluntariamente (es sabido que hay gente con tendencias suicidas). Incluye seis dientes de ajo, una cucharada de ají picante molido, una de vinagre, una de sal gruesa, y una hoja de laurel. Se coloca en una botella y se completa con agua hirviendo.(Se puede preparar unos días antes y usar el día del asado).
Finalmente, aparecen por la puerta uno o más seres negros y húmedos, de ojos rojos, que exhalan humo por todas partes, trayendo las tablitas con la preciada carne. Algunos niños huyen aterrados, otros prorrumpen en gritos y llantos, hasta que sus madres los calman con un suave “Es papá, nene, ¡terminála!” Entonces todos los comensales nos acomodamos en la mesa y somos servidos por el asador, que va acercando la tablita amablemente a sus invitados, los cuales nos arrojamos sobre las presas que nos parezcan más apetitosas. Terminada la tarea, el asador desaparece misteriosamente, previo recibir el clásico aplauso al grito de “¡un aplauso para el asador!”. La carne se come acompañada de las ensaladas (y con un chorro de chimichurri, en caso de no apreciar mayormente la propia vida) y los chorizos y morcillas se hacen sánguche con un trozo de pan. Cuando el asador regresa, bañado y cambiado, ya casi vuelve a retomar su aspecto humano(salvo por el color de su piel, que permanece de un exótico morado-violáceo). El hombre suele acabar tan destruído que no come el asado, y depende de la buena voluntad de los demás que le guarden o no una buena porción para el día siguiente.
Y así culmina nuestra simpática tradición gauchesca (citadinizada) del asado.

NOFRET

Derivando (21)

Derivando (21) asaltar y disparar?. Qué más daba, el hecho es que estaba encantada de compartir su cama con ese hombre y de fingir una vida cotidiana, anodina, una monotonía familiar ansiada desde hacía tanto tiempo.
Desde luego no aguantaría más esa situación, lo tenía claro; era hora de poner puntos sobre las íes en la cuestión laboral. Ella quería ser maestra de jardín de infancia, rodeada de dulces infantes; que a la salida de la escuela le fuera a recoger un chico normalito y amable con el que compartir toda su vida. Tener un hijo o dos, viajar de vez en cuando al pueblo de su marido y morir dignamente en su propia cama con las sábanas nuevas y el camisón de punto de su abuela. Nada más, sólo eso, pero tuvo que meterse, no sabe aún cómo, en esta especie de empresa de película en la que no le estaba permitido tener familia... “¿Para qué?, eso te ligaría a un lugar y lo que queremos es que estés disponible las 24 horas”, ni amigos, ni carnet de videoclub ni hipoteca. Cómo ansiaba por lo menos tener una letrita que pagar... un perro al que sacar de paseo, unos geranios que regar o un amante para dar celos a su marido. Pero sin marido, no hay amante, evidentemente.

Y ahora miraba a Mario que dormía como un niño a su lado. Carol pensaba que el sueño nos equipara a todos y se propuso dormir ella también para poder formar parte de una comunidad en la que no hay especimenes diferenciados, en la que reina la homogeneidad.

Leire amontonaba las cosas de Mario en unas cuantas cajas, la ropa, las revistas, los zapatos y todas esas cosas que forman parte de la egoteca de cada uno, véase: libros, discos, la colección de botellitas de licor de la feria, fotos, recortes de prensa, chapinillas de la playa...

Colocó todo esto en la puerta del apartamento, bien precintado y con cartelitos que distinguían “ropa”, “zapatos”, “cosas raras”; pensó que no quería estar en casa cuando Mario volviese a por sus pertenencias, así que agarró las llaves y se lanzó a la calle astillada.

Eran las 11 de la noche y Leire pensó que sería bueno avisar a Mario de los cambios que se habían producido en su vida, al menos eso le debía por la amistad que les unía, pero sobre todo, por esos momentos de intenso placer y felicidad... Marcó desde su móvil el núm.; o mejor dicho lo buscó en su agenda... Mario se había quedado dormido en brazos de Carol, el tfno. comenzó a sonar... Mario se despertó y como una exhalación corrió a coger su tlfno:

"Dime cariño, ¿qué te ocurre?...
"Mario he de comunicarte que ya no podemos vivir juntos bajo el mismo techo, por lo tanto he ordenado tus cosas en cajas y las he dejado en el garaje... Sólo tienes que venir a buscarlas... (Sollozando, siguió con el mensaje) ¿Porqué lo has hecho? ¿No era buena para ti? ¿Qué nos ha pasado para llegar a esto?”...
Un nudo de saliva recorrió el cuerpo de Mario, estremeciéndole como nunca lo había hecho, y contestó con un lacónico: "No lo sé" "Oye, mañana hablamos, esto lo tenemos que hacer bien, al menos nos debemos o mejor dicho te debo una explicación clara y larga...

(Continúa)"

Diario Calavera (21º día) : Cómo se utiliza la lógica.

Diario Calavera (21º día) : Cómo se utiliza la lógica. La maestra pregunta:

- Hay seis pajaros en una rama. A uno de ellos, lo mata un cazador de un tiro, cuantos quedan??

.- Jaimito, levanta la mano (lleva muchos años en la escuela)

- Si Jaimito !!

- Ninguno, porque los otros se espantan con el tiro.

- No, Jaimito, quedan cinco. Pero me gusta tu manera de pensar.

Entonces pregunta Jaimito a la maestra:

- Hay tres señoras en una heladeria. Una primera lame el helado, la segunda lo come con la cuchara y la tercera lo absorbe.

¿Como sabe cual de las tres es la casada???

La maestra contesta algo ruborizada:

- Creo que es la que lo absorbe.

- No, es la que lleva el anillo de matrimonio. Pero su manera de pensar me gusta !!

Derivando (20)

Derivando (20) Mario, por su parte escuchaba, sin mirar a ningún punto, el agua que salía de la ducha, no sabía si debía darle explicaciones o era mejor dejar las cosas así. Por otro lado, qué explicación podría darle, qué palabras saldrían de su boca que no la destrozaran más de lo que ya estaba. No, mejor silencio, mejor olvidar, sin duda, mejor para ella, ya no se acordará mañana.

Mario no podía soportar que Leire sufriera y se mantuvo junto a la puerta, llorando en silencio, mientras ella lo hacía a lágrima viva... No se puede saber con exactitud, el tiempo que transcurrieron en esa situación... Hubo un silencio sepulcral, casi mortal... Leire notó la presencia de Mario, y con una voz suave, delicada y muy temblorosa le dijo: "Pasa, la puerta está abierta"... Mario abrió la puerta con sumo cuidado y avanzó hacia la bañera, que estaba al fondo... Casi no se atrevió ni a abrir la cortina... Poco a poco la fue abriendo... La imagen era de lo más enternecedora... Leire postrada en la bañera, sollozando... Su mente le obliga a odiar a Mario, pero su cuerpo, ese mentiroso compulsivo que nos traiciona siempre... Su cuerpo deseaba placer: "Sólo una vez más, luego mandas tú”, le decía el cuerpo a la mente... Mientras tanto Mario sostenía una guerra parecida: "No puedes hacerle ésto a Leire, no eres un canalla... Discúlpate y déjala"... Pero su cuerpo pedía mucho más... Quería pedirle disculpas, aunque fueran las últimas, pero enloquecía al ver ese cuerpo tan ajado y triste... Hubo un momento, una mirada... Los ojos de Leire y Mario brillaron con una lujuria especial... Una lujuria de sentimientos encontrados y de deseos inconfesables... Mario entró en la ducha, muy cuidadosamente, Leire le dejó un hueco en su reino... Poco a poco se fueron acercando sus labios... Se besaron muy lentamente... En dos segundos ya estaban sus cuerpos retorciéndose entre sí en la bañera... Pidiéndose perdón... AMANDOSE hasta lo imposible...

Mientras, a 10 minutos de su casa, Carol había encontrado en el vendedor de seguros su compañero ideal para calmar su estado febril de amor... Retozando por el suelo del salón, se olvidaron de los seguros... Asegurándose un placer difícil de explicar luego en la oficina para hallar las "comisiones oportunas"...

Y como si siguieran el guión de una película, Leire y Carol, entre sollozos y de formas diferentes rechazaron a sus amantes... Ya era demasiado tarde para las reconciliaciones en el caso de Leire... Y por supuesto los juegos no han de predominar en la vida de una persona... Sobre todo determinados juegos. Se decía para sí Carol... Así que Mario, tomó sus ropas y cabizbajo se fue pasillo adelante en busca de no se sabe qué dirección... Lo propio hizo Carol... Curiosamente acabaron a las 6 de la tarde en el mismo bar donde se encontraron... Se miraron... Y no les hizo falta nada más... Dos horas más tarde estaban retozando en la cocina del apartamento de Carol, encima de una mesa y embadurnados de harina... ¿Sería el destino, o el ansia de verse?...

Lo que pasaba en ese momento por la cabeza de Carol era un mar de dudas. ¿Qué narices hacía ella ahí tumbada al lado de esa especie de presa a la que tenía que

Diario Calavera (20º dia): Pieza Musical.

Diario Calavera (20º dia): Pieza Musical. Hoy, como es fin de semana vamos a pasárnoslo bien un rato. A ver qué os parece la romántica pieza musical siguiente:

Era infeliz en su matrimonio...
porque su marido no le tocaba el coño
tenía Bernarda fama de muy tierna
y de telarañas llena la entrepierna.
Desde hace 6 o 7 inviernos que no recibe ni un caliqueño
y ella en sus muertos se caga
mira a su marío, y se mea en las bragas.
Quien te hacía a ti eso di Bernarda quien era
quien no te echaba un polvo, ni en primavera
quien solo el 9 de noviembre y con suerte en nochevieja
te decía a ti bernarda
te voy a tocar las tetas.
lalailo loloilo
lalailo lo lo loilo
lalailo loloilo
lalailo lo lo
Bernarda arde con tanto reposo
cansada ya su mano
va y se alquila un buen mozo
mi nombre es "Hector" más llamame "el pollo"
pues tengo ladillas que son como centollos
mi nombre eanda y porque no lo habías dicho
guarro, asqueroso, me has pegao tus bichos
mi mario se entera y me mata
me va a cortar el chichi con un abrelatas
Bernarda hija de mi alma te estás rascando mucho
que más que una persona pareces un chucho
a ver... enseñame el chichi que te he visto un ladilla
tan grande como un centollo
¡que va! es una espinilla
lalailo ladilla loloilo la ladilla
lalailo ladilla loloilo la
lalailo ladilla loloilo la ladilla
lalailo ladilla loloilo la

Transgenia Informática de Pablo A.

Transgenia Informática de Pablo A. Esta es la imagen de Pablo A. cuando hurga en los Sistemas Operativos Güindous. ¿¿¿No se acerquen a él en este estado!!! Peligro de Explosión

Derivando (19)

Derivando (19) Leire por su parte se enganchaba más al trabajo de Mario... Comenzaba a disfrutar con aquéllas situaciones prebélicas... Y aquél rollito que se traía el personaje/personajes virtuales... La verdad es que ella fantaseaba también algunas veces con las historias e incluso se dejaba atrapar por ellas...

Mario estaba manteniendo una conversación muy privada con Sílfide, cuando fue interrumpido por Leire, preguntándole acerca de las características de uno de los personajes de su juego... Mario inconscientemente se asustó, cerrando el ordenador... "Pero bueno, y esas reacciones, ¿qué te ocurre?... Pero mira que es tonto Mi Pocholo... Y acariciándole el cuello, poco a poco, Mario comenzó a relajarse, a disfrutar de la presencia de Leire... Y como siempre terminaron amándose, y mandando el trabajo a la otra parte de la casa... Y allí es donde Mario comenzó a fantasear más que de costumbre con Leire... Leire se extrañaba de sus nuevas fantasías pero le gustaban y se dejaba llevar...

Cómo iba ella a suponer lo que por esa cabeza estaba pasando. Mario no era consciente de con quien estaba, simplemente no podía dejar de pensar en las caderas y las manos de la americana, que reflejaban de manera extraña las fantasías que corrían por su mente cuando hablaba con su affaire chatero.
Una extraña relación entre las dos mujeres, algo sin nombre entreveía Mario, algo a lo que no era capaz de poner nombre, pero, sin duda alguna, ambas estaban hechas de la misma pasta, compartían ciertos caracteres difícilmente definibles. “Qué chorrada... Sería una tremenda coincidencia... Un desmadre... No es posible”.

Sin embargo Leire pensaba que todos los sentidos de Mario estaban ahora puestos en su cuerpo. Creía ser el centro de atención de su amante, y no era capaz de intuir que la cintura que abrazaba Mario no era la suya, ni los labios que besaba le pertenecían, ni siquiera su rostro era el que él buscaba.

Qué horror al oír esas palabras, “Dorothy”, una piedra que cayó en lo más profundo del corazón de Leire, la cual continuó como si nada, intentando no darle más importancia de la que tenía, una lágrima rodó por su rostro.

Mario continuaba, continuaba abrazando y amando a aquella sucesión de mujeres: Luisa, Leire, Dorothy-Carol-Sílfide... Su cerebro sufría cortes y por él brotaban varias nombres... Leire aguantaba como podía... Sudorosos, como siempre acabaron los cuerpos tumbados en aquella cama, que antaño había guardado amor y fidelidad, y ahora en élla sólo había caos y desorden... Leire lloró... Lloró profunda y amargamente... Mario como un payaso había quedado en la cama, sus lágrimas no salían, pero lloraba por dentro... No era capaz de saber nada... Sentía pero no sabía, Ni qué... Ni cómo... Ni porqué... Su confusión era tal que cualquier solución que le hubiesen dado en ese momento la hubiera aceptado: Cualquiera...

Carol por su parte deambulaba por la habitación de su apartamento, desnuda... Comenzaba a dar vueltas por su extraña cabeza la idea de asentarse en un lugar y ser una mujer vulgar y corriente... Ya no le entusiasmaba la idea de intrigar y espiar y desmantelar proyectos para terceros... Y con Mario empezaba a darse cuenta de que algo había cambiado ya en su vida, o que por lo menos, comenzaba a cambiar... Este sería su último trabajo, quizás ni tan siquiera lo terminara... Pero ya se sabe Uno propone y los Jefes Disponen... En éstas estaba cuando sonó el tfno... Sin ganas lo cogió... Eran sus jefes habían ordenado un completo informe acerca del individuo y que entrara en contacto con él... Pero ya era demasiado tarde... Era muy tarde para abandonar el trabajo... Estaba demasiado involucrada...

Se fue a la cama, triste, agarró la almohada simulando ser Mario, y entre sollozos se durmió...

Leire se levantó temprano, no quería ni mirar a su amante, entró en el baño, lavó su rostro con agua y jabón, miró el gesto en el espejo. No se reconoció.

Trató de recordar paso a paso la noche anterior, sus manos en el lavabo se frotaban trémulas, blanquísimas como su cuerpo desnudo frente a esa luna de agua que la rechazaba. Observó las ojeras, las pequeñas bolsas de los ojos que surgieron a causa de tantas lágrimas, los labios restregados, gastados, su cuerpo confundido, su cuello besado por un desconocido, su sexo desgajado, sus pechos, que retenían el sudor de una noche de anonimato. Tres moratones en la cintura de unos dedos ajenos.
La ducha no difuminó la sensación de suciedad. Qué sucia, qué sucia se sentía, qué usada, vejada, víctima de un abuso permitido, objeto de pasiones ajenas. Cayó al fondo de la bañera, a ese espacio mojado y se sintió pequeña.

Diario Calavera (19º dia)

Diario Calavera (19º dia) Hoy tenemos en la Fragua visual un fichaje nuevo, mujer joven y multidisciplinar (el Infierno siempre escoge lo mejor). Esta artista reforzará aún más si cabe, la sección de la Fragua Visual. Espero que los mirones disfruten el doble, yo por mi parte ya lo hago.

Recreémonos la vista, buenos dias.