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Calavera Infernal

Derivando (25)

Derivando (25) Necesitaba más que limpiarse, relajarse, quitarse la tensión, y sobre todo los recuerdos, esos recuerdos tan insistentes y que hacen tanto daño algunas veces... Carol, comenzó a notar un vacío en la habitación, en su cama, junto a ella... Se despertó, miró en derredor suyo y observó la puerta del cuarto de baño entreabierta y el ruido del agua de la ducha... Se levantó y sin pensarlo dos veces se dirigió a la ducha y allí vio a Mario con las manos contra la pared... perdido... cansado... El agua pretendía arrastrar los recuerdos por el desagüe, pero eso no podía hacerlo un elemento físico... Ese trabajo estaba reservado al motor espiritual de Mario, muy dañado, y en fase de recuperación... Carol, muy despacio se metió en la ducha, y con mucha dulzura y amor, agarró por la cintura a Mario y posó su cabeza sobre la espalda de ese cuerpo atormentado... Poco a poco fue consiguiendo que Mario diera la vuelta... la mirara... la acariciara... la besara... Poco a poco el amor fue introduciéndose en ese cuarto de baño, en la habitación... Y sobre todo en el espíritu maltrecho de Mario... Juntos se pasaron 3 horas en la ducha, disfrutando de sus cuerpos, gozando de su amor... “Vamos, cariño, hemos de comer algo y largarnos de aquí, aún nos falta la mitad del camino por recorrer... Nos espera un pueblo de una ciudad interior... Un amigo mío ha comprado una casa rural muy bonita y placentera, donde les será muy difícil encontrarnos... Por otra parte hemos de pensar que haremos con relación a nuestros perseguidores... Pero no adelantemos acontecimientos... Lo primero es alimentar nuestros cuerpos, y en segundo lugar vendrá todo lo demás... Y diciendo esto, Carol agarró a Mario de la mano, y lo llevó como si de un niño se tratara a la habitación... Allí se vistieron... Y allí es dónde Mario retomó de nuevo su vida... Cogió del bolso de su cazadora un tubo con pastillas (esa medicación de la que había dependido hasta ahora y la dejó en la mesita de la habitación... Mario salió en último lugar y tras una larga mirada cerró la habitación... Mario acababa de renacer de sus cenizas. El local al que fueron a comer, pertenecía al motel, con lo cual estaba a unos metros... Estaba muy concurrido por camioneros y excursiones de autobuses, lo cual era buen síntoma de la cocina que se elaboraba allí... Escogieron una mesa al fondo del local, la única que quedaba libre, sus compañeros de mesa era una familia, con un niño pequeño con cara de pillo... Mientras estaban esperando a que el camarero llegara a darles la carta, Mario se dedicó a jugar con el niño, que menos de comer, tenía ganas de todo... Carol recibió una llamada a través del móvil, que andaba perdido en ese bolso de diseño, pero que era incapaz, como el resto de los bolsos del mundo, de resolver el Caos producido por los objetos en dichos bolsos... Tras una pequeño desparrame de objetos por la mesa, Carol pudo por fin cumplir su misión: Coger el tfno. que sonaba sin parar: “Dime... ¡Ahá!... Sí... De acuerdo, sigue el plan como teníamos acordado... ¿Hay algo más que deba saber?... Bien, entonces esta tarde pasaremos por allí, ten todo preparado... Bueno nos vemos, chao... ¡Ah! y gracias por todo... Chao...” Mario que se había percatado de toda la conversación, preguntó qué ocurría... Hemos de hablar, pero antes pidamos la comida, estoy hambrienta... Pidieron la comida, y cuando fue servido el primer plato comenzaron a hablar, o mejor dicho, comenzó a hablar Carol: “Mario estamos en una situación crítica, como te dije... Nos buscan, por razones diferentes, pero por el mismo tema... Mi problema es que he sido una niña muy mala y una empleada desobediente... En el oficio en el cual trabajo no se permiten errores, pero aún menos se admiten las deserciones... Y yo tengo las dos faltas en el mismo trabajo y al tiempo... No fui capaz de hacer bien mi trabajo, puesto que sigues aquí frente a mí, cosa que agradezco... Y por otro lado he desaparecido con un montón de información que podría perjudicar a la empresa... Tranquilo aún no saben donde estamos, pero hemos de tomar precauciones... De momento vamos a ir hasta la capital, allí nos veremos con un amigo, que nos tendrá preparado un nuevo vehículo, porque no me fío del que tenemos ahora... Nos pueden estar escuchando o viendo... A continuación cogeremos el nuevo vehículo y nos iremos a la zona noroeste del país, allí nos alojaremos en una casa rural, en un pueblo... Y allí idearemos y fabricaremos nuestro contraataque... Mario la miró con mucha sorpresa... ¿Y yo que tengo que ver con todo esto?... Mucho más de lo que crees, para ellos eres un peligro y hasta que no tengan en su poder lo que buscan, no pararán quietos... Pero no hablemos de esto ahora, que se nos va a enfriar la comida... Come y ya iremos hablando poco a poco... Mario no dejaba de mirarla con cara de pulpo despistado, mientras Carol, como cerebro de toda la operación temía mucho por sus vidas, ella sabía que esa gente no se andaba con tonterías; si alguien les molestaba los eliminaban y a otra cosa... Carol apoyó su mano sobre la de Mario: “Confía en mí, ya no volveré a causarte más daño intencionadamente”... Pero y... ¿no le podemos dar lo que quieren y se acabó todo este rollo?... Carol suspiró, y tras unos segundos de pausa, mirándole a los ojos le respondió: “Sí lo podemos hacer, pero yo pasaría a un estado espiritual definitivo y tú probablemente fueras a un centro psiquiátrico de por vida... Si es eso lo que quieres, estamos a tiempo... (Sacando el tfno. de su bolso y mostrándoselo a Mario) ¡Llama, llámalos!... Mario miró a los ojos a Carol, miró al tfno... Volvió a mirar a los ojos de Carol y supo que Carol no bromeaba ni mentía, y por otra parte no dejaba de pensar en Leire, su amada Leire... “Bien lo haremos como tú dices, pero si lo hacemos no hemos de echarnos para atrás bajo ningún concepto...“ (se agarraron fuertemente las manos), fue un apretón de manos que significaría mucho, más de lo que ellos podían imaginar en aquéllos momentos.

Terminaron de comer, se tomaron los respectivos cafés, pagaron... Eran las 16:30 h. cuando se marcharon de aquel restaurante... De camino hacia el coche, Carol se paró, le agarró del brazo y le dijo: “Una última cuestión... dentro del coche, cuanto menos hablemos mejor...” Asintió Mario, y entrando en el coche reiniciaron el viaje hacia la capital... Eran las 18:00 h. cuando llegaron a la capital... Tras un cuarto de hora dando vueltas para buscar aparcamiento, encontraron un hueco suficientemente amplio como para dar cabida a ese BMW deportivo... Cerraron bien el coche y se dirigieron a casa del amigo de Carol... El corazón de Mario daba más vueltas que una lavadora en pleno centrifugado, Carol sin embargo estaba más fría, más segura, pero el cosquilleo y el vértigo no conseguía sacudírselo del cuerpo... Por fin llegaron a un edificio residencial de alto nivel a juzgar por el aspecto exterior y el acabado... Tras pulsar un botón del portero automático y de identificarse Carol con la frase: “Soy yo...” se dirigieron hacia el piso 4º del edificio... El ascensor de dicho edificio tenía más pinta de nave espacial que de simple elevador, incluso tenía una cámara que visualizaba a los intrusos del edificio que habían logrado burlar los controles previos... “Mucha seguridad para un edificio a simple vista no excesivamente suntuoso” dijo Mario... “Ya sabes que el ser humano se crea cierta paranoia con la seguridad” replicó Carol... Quien les recibió fue un hombre tranquilo y de aspecto y formas sencillas, bastante agradable en el trato, incluso chocaba su presencia en ese edificio tan aparatoso...

(continúa)

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