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Calavera Infernal

Derivando (20)

Derivando (20) Mario, por su parte escuchaba, sin mirar a ningún punto, el agua que salía de la ducha, no sabía si debía darle explicaciones o era mejor dejar las cosas así. Por otro lado, qué explicación podría darle, qué palabras saldrían de su boca que no la destrozaran más de lo que ya estaba. No, mejor silencio, mejor olvidar, sin duda, mejor para ella, ya no se acordará mañana.

Mario no podía soportar que Leire sufriera y se mantuvo junto a la puerta, llorando en silencio, mientras ella lo hacía a lágrima viva... No se puede saber con exactitud, el tiempo que transcurrieron en esa situación... Hubo un silencio sepulcral, casi mortal... Leire notó la presencia de Mario, y con una voz suave, delicada y muy temblorosa le dijo: "Pasa, la puerta está abierta"... Mario abrió la puerta con sumo cuidado y avanzó hacia la bañera, que estaba al fondo... Casi no se atrevió ni a abrir la cortina... Poco a poco la fue abriendo... La imagen era de lo más enternecedora... Leire postrada en la bañera, sollozando... Su mente le obliga a odiar a Mario, pero su cuerpo, ese mentiroso compulsivo que nos traiciona siempre... Su cuerpo deseaba placer: "Sólo una vez más, luego mandas tú”, le decía el cuerpo a la mente... Mientras tanto Mario sostenía una guerra parecida: "No puedes hacerle ésto a Leire, no eres un canalla... Discúlpate y déjala"... Pero su cuerpo pedía mucho más... Quería pedirle disculpas, aunque fueran las últimas, pero enloquecía al ver ese cuerpo tan ajado y triste... Hubo un momento, una mirada... Los ojos de Leire y Mario brillaron con una lujuria especial... Una lujuria de sentimientos encontrados y de deseos inconfesables... Mario entró en la ducha, muy cuidadosamente, Leire le dejó un hueco en su reino... Poco a poco se fueron acercando sus labios... Se besaron muy lentamente... En dos segundos ya estaban sus cuerpos retorciéndose entre sí en la bañera... Pidiéndose perdón... AMANDOSE hasta lo imposible...

Mientras, a 10 minutos de su casa, Carol había encontrado en el vendedor de seguros su compañero ideal para calmar su estado febril de amor... Retozando por el suelo del salón, se olvidaron de los seguros... Asegurándose un placer difícil de explicar luego en la oficina para hallar las "comisiones oportunas"...

Y como si siguieran el guión de una película, Leire y Carol, entre sollozos y de formas diferentes rechazaron a sus amantes... Ya era demasiado tarde para las reconciliaciones en el caso de Leire... Y por supuesto los juegos no han de predominar en la vida de una persona... Sobre todo determinados juegos. Se decía para sí Carol... Así que Mario, tomó sus ropas y cabizbajo se fue pasillo adelante en busca de no se sabe qué dirección... Lo propio hizo Carol... Curiosamente acabaron a las 6 de la tarde en el mismo bar donde se encontraron... Se miraron... Y no les hizo falta nada más... Dos horas más tarde estaban retozando en la cocina del apartamento de Carol, encima de una mesa y embadurnados de harina... ¿Sería el destino, o el ansia de verse?...

Lo que pasaba en ese momento por la cabeza de Carol era un mar de dudas. ¿Qué narices hacía ella ahí tumbada al lado de esa especie de presa a la que tenía que

2 comentarios

Jimul -

Mañana más.

white -

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