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Calavera Infernal

Derivando (28)

Derivando (28) Últimamente les había dado por conectarse al telediario, soportando la retahíla de masacres y decepciones humanas... Algo de pronto les llamó la atención, se miraron entre ellos quedándose petrificados... Un ajuste de cuentas entre camellos había dejado un rastro de dos cadáveres... Esta noticia no hubiera causado tanta sensación, si no resultara familiar el lugar en cuestión... No podía ser, se trataba de la casa de los amigos de Carol... La comida se dejó inmediatamente, llamando al tfno. de sus amigos; el cual fue descolgado por una voz totalmente desconocida, una voz con cierta autoridad... Carol colgó inmediatamente, Mario preguntó lo que ocurría... Carol fue hacia el despacho de Mario y hurgó en el correo...

Efectivamente un correo nuevo estaba aún sin leer... Carol tuvo un momento de indecisión, se armó de valor y tecleó la clave para acceder a él... Definitivamente un correo de su amigo le explicaba con toda claridad la gravedad de la situación, el peligro que corrían sus vidas, y que a partir de ahora no podría ayudarles más... Los habían descubierto... Carol gritó desgarradoramente, como pocas veces lo había hecho, Mario subió corriendo y comprobó que sus temores se habían cumplido, Carol estaba tirada al lado del ordenador, triste, hundida... no era ella... Mario la abrazó durante largo rato tiernamente... Se hizo un silencio sepulcral, roto sólo por los sollozos, entre los cuales recitaba estas palabras:
“Mira mis manos,
son tibias y blancas
sensibles a tu piel
y a cada onda
de tu cuerpo.
Se pierden temblorosas en el valle de tu espalda recorriendo cada poro
de tu piel a la mañana.
Mira mis manos
Míralas bien
Agárralas fuertemente
Llévalas al Edén,
Que es acariciar tu cuerpo lo que quieren,
no lo ves?

Mario, cogió con suma suavidad a Carol entre sus brazos y la llevó hasta la cama, allí con suma dulzura la dejó muy suavemente, la desvistió y como si se tratara de una madre con su hijo enfermo la arropó con las sábanas, acto seguido hizo lo propio él... Juntos los dos, entre sollozos, se acariciaron y durmieron... Era tiempo de silencio, momento de Paz...

Mario se despertó de madrugada, sus pensamientos no le dejaban conciliar el sueño, se fue al despacho y allí comenzó a trabajar febrilmente... Carol se despertó, observando que estaba sola, su cobijo ya no estaba... Se puso en pie y caminó al encuentro de Mario... “Cariño ¿qué haces trabajando a estas horas”... “¿Qué haces levantada?,...Sabes que necesitas descansar, has sufrido mucho y no estás para muchos trotes”... “Mi pobre e incrédulo Mario, sabes que ya no podemos parar, y mucho menos desde lo recientemente ocurrido... Hay que trabajar, ¿qué quieres que haga? Mario se levanta de la silla en la que se halla sentado y va hacia ella, rodea y acaricia su cuerpo desnudo... “Mi preciosa y amada Carol, no sufras más, estamos a punto de conseguirlo... ¿Sabes?... Ya no hay solución posible...

6 comentarios

Jimul -

Me refiero a Derivando, el Blog durará lo que tenga que durar, pero la Historia está entrando en su recta final

Goreño -

No sé a que final te refieres, Jimul, si a tu historia o a tu Blog

Jimul -

Tranquila, no adelantemos acontecimientos, White...

white -

supongo que eso de que no hay solución es sólo una frase de la historia porque si me has traido hasta aquí para no tener solución...

Jimul -

Yo nunca digo nada, que luego todo se sabe... Muy amable por tus palabras Goreño. Se va avecinando el final, pero no adelantemos acontecimientos...

Goreño -

Bonita historia, Jimul. Me gusta que termine en una escena de amor. Buena prosa y buena pluma, amigo, para que luego digas...