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Calavera Infernal

Derivando (27)

Derivando (27) Tiene que ser una jugada maestra, y en ese plan entras tú...” Mario la miró durante cierto tiempo a los ojos... Luego sonrió, para terminar diciendo “No te preocupes cariño, todo lo tengo pensado, de momento voy a terminar el proyecto de mi vida, y luego ya te contaré como vamos a darle la patada en el culo a esos cerdos... Calculo que a lo largo de la próxima semana lo tendré todo solucionado...” “Espero que cuando lo termines de planificar me lo expliques con pelos y señales, ya sabes que jugamos al 50%...” “No te preocupes serás la primera persona en saberlo, después de mí, por supuesto...” Poco a poco se fue haciendo de noche... Recogieron las cosas y se pusieron en marcha, camino de su nuevo refugio... Los días se sucedían con la calma que da el ambiente campestre, pero algunas cuestiones seguían los cauces establecidos (por ejemplo esa carencia de interés por parte de Mario acerca de las labores caseras) Carol se preocupaba de la intendencia, mientras él seguía en su despacho ultimando los detalles... Era un viernes por la tarde cuando Mario llamó a su despacho a Carol...

“Bien, creo que ya tengo el plan... Se trata de lo siguiente... Poco a poco le fue comentando su idea, a cada palabra, cada instrucción, Carol prestaba más atención, sus ojos se encendían con cada movimiento explicativo de las manos de Mario; era como si Carol fuese el espejo de las instrucciones de Mario, tras terminar las explicaciones de su plan, Mario se quedó mirando a Carol, esperando su opinión... su aprobación... La pausa duró unos segundos... Segundos que para Mario fueron horas... Carol le miró fijamente a los ojos acercó los labios a la boca de Mario fundiéndose ambas bocas, formándose la unión perfecta... “Esta es mi opinión” dijo Carol... “No sé no la he entendido bien” replicó Mario... Y juntos retozaron una vez más por el despacho... Mario volvía a sentir en todo el sentido de la palabra... Redescubría su persona y a la vez hacía las paces con su pasado... Era como si quisiera continuar aquello que dejó y no supo aprovechar...

La llegada de aquel verano fue muy diferente a la que nunca había tenido, febril, divertida... VIVA... Los trabajos en la casa se sucedían con el disfrute y el placer de las gentes... Las noches calurosas del verano se llenaban de cenas con los amigos al aire libre; fiestas incansables de los pueblos de alrededor; y por supuesto esas largas e inacabables noches bajo el manto estelar de los campos sembrados de las charlas incesantes de los grillos y las ranas que se confundían con el sudor y el placer de los cuerpos desnudos, sobre una tierra abrupta y primaria, pero muy acogedora...

El otoño llegó casi sin avisar... Las reuniones al aire libre iban dejando paso a las hojas marchitas de los árboles y al cambio lento pero inexorable de la tierra... Poco a poco el aire traía notas húmedas y frías, pero aún los rayos del sol se empeñaban en dejar recuerdos de aquel placentero y sensual verano...

El aroma de uva estrujada inhundaba el ambiente de aquél lugar... El viento introducía el aroma del mosto por todos los rincones y lugares... Como todos los días, Carol y Mario habían preparado la comida para las 14:30

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