Pechos de lluvia

me decía un amigo poeta.
Como es normal mi curiosidad
quedó impactada por tal comparación,
y me acerqué a él.
"Sí, desde aquí percibo tus aromas...
Déjame que mire ahora".
Entonces, como este mundo de los artisteros
es liberal y todo es de todos,
mostré orgullosa mis pechos a aquel caballero.
¡¡Doy fe de que seguro que más de una
tormenta habrán causado!!, decía anonadado.
Ay, lo que son las palabras en el ego femenino.
Como mujer me dejaba acariciar por ellas,
y él acaraciciaba, vaya que sí.
"Y tu manantial es de fresco jugo",
mientras, avezado, ya introducía la mano.
Yo encantada con aquellos versos,
volaba entre nubes de ego abierto,
pero de par en par, porque él ya
entraba y salía, en el agujero.
Más que mujer, era sirena,
y más que eso: princesa.
Luego muté a paloma,
gacela y pantera.
Mientras me embestía,
más versos salían de sus labios,
sólo que esta vez más marranos.
Mi ego crecía desmesurado, él,
que si te la meto por el ano.
Ahí le miré un poco extrañada, no crean,
pero después de ser sirena...
un par de vueltas no cuentan.
Y así yacimos como perros,
el poeta amante y mi ego abierto.
¡Qué grandes son los poetas,
que encandilan el orgullo
mientras te dan por el culo!
8 comentarios
Isaura -
Tambache -
"Palo dado, ni dios lo quita
y mas facil es que se repita."
gracias por la lectura y besos.
Angel Caido -
Goreño -
Shenka -
Fue divertido escribirlo jejeje.
Espuma -
al principio me encadilaste con ese poeta y después, ya te digo, me he quedao estupefacta ¡cómo cambió el poema!
desde luego, hasta los poetas se vuelven soeces si menester es.
gracias por sacarme una sonrisa.
un beso
Shenka -
¡Besos!
Comella -