Los ardores de don Juan ( parte 7, última)

cual flor en tiempo severo,
¡Jesús, qué tanto os quiero!
dice el efebo extasiado
Don Juan, con celo y esmero,
palpó candongo el trasero,
Una caricia al amado
es provechosa... yo espero,
de sabio es ser lisonjero
si el premio es el adecuado;
piensa Don Juan, marrullero,
ladino, mordaz y artero,
mientras sonríe alentado.
Besadme don Juan, primero,
que vais muy presto y ligero
a palpar lo que es vedado,
el ser templado y roncero,
es de hidalgo y caballero,
¡No seáis arrebatado!,
que el arrumaco es reguero
del delirio venidero
y aún no estáis desposado;
sois aspirante, y no mero,
sois pretendiente, el tercero,
que un mancebo de mi agrado
y un principal pebetero,
rico, egregio y placentero,
tierno, dulce y delicado,
me complacen el plumero
y me dan gozo festero.
Sabed... me habéis defraudado,
más parecéis un grosero
que un galano compañero.
-***
Y hablado esto al galán,
Gabino tieso y campante,
se marchó muy petulante
dejando al pobre don Juan
mohíno, mustio y cesante,
pues dejó de ser amante
sin serlo nunca... ¡qué plan!
¡Adiós, oro relumbrante,
predio y lujo deslumbrante!
¡Adiós hacienda y gañán!
¡Qué ilusorio y qué farsante
es el júbilo fluctuante!
tan grande como un jayán
y tan frágil como infante
que se hunde en un instante.
¡Qué ardores tiene don Juan!
FIN (Por fin)
3 comentarios
merche -
(Reverencia con sombrero de alas y plumas al más puro estilo de los caballeros)
beso, guapa. (Me lo llevo en papel, con tu permiso)
white -
Espuma -
siento lo largo que es.
un abrazo.