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Calavera Infernal

Apócrifo

Una madre tenía 3 hijas, las tres vírgenes.
Las tres se casaron al mismo tiempo. Como estaba inquieta a causa de su falta de experiencia sexual y como quería saber qué tal les había ido, les hizo prometer que le enviarían una postal desde su luna de miel con unas palabras sobre sus sentimientos.
La primera envió una postal desde Tahiti 2 días después de casarse. Había escrito solamente: "Nescafé"!
La madre se quedó perpleja pero fue a la cocina y sacó un bote de Nescafé.
En él aparecía escrito: "Bueno hasta la última gota”.

La madre refunfuñó, pero se sintió feliz por su hija.


La segunda envió una postal desde la costa azul una semana después de la boda, la postal decía: "Rothmans"
La madre, que ya sabía qué hacer, corrió a coger el paquete de cigarrillos, y leyó: "Extra Long. King Size"
Se sintió otra vez molesta, pero contenta por su hija.

La tercera fue de luna de miel a Conflan Ste Honorine. La madre esperó una semana, después dos, tres. Por fin, después de todo un mes, llegó una postal.
Solo contenía estas palabras, escritas de forma temblorosa: "South African Airways"

La madre cogió una revista, buscó febrilmente entre sus páginas con inquietud, y encontró una publicidad de SAA.

y decía:
"Diez veces al día,
siete días por semana,

en los 2 sentidos."

y mamá se desmayó.

Diario Calavera (44º día): Tiempo

Diario Calavera (44º día):  Tiempo Sabes que estás viviendo en 2004 cuando...

1. Accidentalmente metes tu contraseña en el
microondas.
2. No has jugado al solitario con cartas de verdad
hace
años.
3. Tienes una lista de 15 números de teléfono para
localizar
a
una familia de tres personas.
4. Envías un email a la persona del despacho de al
lado.
5. Tu razón para no permanecer en contacto con tus
amigos o
familiares >es que no tienen dirección de correo
electrónico.
6. Llegas a casa después de un largo día de trabajo y
sigues
contestando >al teléfono como si estuvieras en la
oficina.
7. Cuando haces llamadas de casa marcas "0" para coger
línea exterior
8. Te has sentado en el mismo puesto de trabajo 4 años
y
has
trabajado >para 3 empresas diferentes. >
10. Aprendes acerca de la redundancia con las noticias
de
la
noche.
11. Tu jefe no tiene la habilidad para hacer tu
trabajo.
12. Estás abriendo tu propia puerta y usas el móvil
para
ver
si
hay alguien en casa.
13. Todos los anuncios de televisión tienen una
dirección web en la parte inferior de la pantalla.
14. Salir de casa sin el móvil es ahora motivo de
pánico y das la vuelta para volver y cogerlo.
15. Te levantas por la mañana y te conectas a
internet
antes de tomar tu café.
16. Inclinas la cabeza a un lado para sonreir. :)
17. Estás leyendo esto asintiendo con la cabeza y
riendo.
18. Incluso peor, sabes exactamente a quién vas a
reenviar este mensaje.
19. Estás demasiado ocupado como para no darte cuenta
de que no hay número 9 en la lista.

20. Actualmente recorres hacia arriba tu pantalla para
comprobar que no había número 9 en la lista.

Y AHORA TE ESTAS RIENDO DE TI MISMO.
Venga no te cortes, reenvía esto a tus amigos.... sabes que quieres!

En realidad, no se trata de celebrar un aniversario ni de intentar recordar…
No se puede pretender recordar lo que jamás pasará al olvido.

Hace ya un año de la masacre del 11 de Marzo de 2004. Parece que el tiempo se ha mostrado impasible para demostrarnos así que el dolor, la injusticia, la muerte, el asesinato, no pueden quedarse flotando en un pasado de una historia de un pueblo.

Desde estas palabras sólo quiero expresar que no olvido, que no puedo pretender que todo vuelva a ser como antes. Hoy, por fin, al guardar los cinco minutos de silencio en torno a una vela roja llameante y unos tulipanes blancos, he podido llorar. He podido llorar por las personas que perdieron su vida. He podido llorar por las familias destrozadas, por los que perdieron a sus hijos, a sus padres, a sus amigos, por los que perdieron el amor de su vida… Estas lágrimas, os aseguro que han sido muy importantes para mí. Y han sido transcendentes porque, hasta ahora, no habían podido salir de mis ojos, porque mis ojos no estaban preparados para ver lo que vieron y me ocultaron su visión, encubriendo el dolor y el sufrimiento, en un intento de bloquear los sentidos.
Hoy, por fin, he podido llorar por ellos y he podido llorar por mí.

Diario Calavera (39º día):11-M

Diario Calavera (39º día):11-M Fue un hecho inusual, pero más corriente de lo que las gentes de ese pueblo podían pensar. Aunque esta vez fue más delicado y doloroso. Pero algo salió mal en ese plan maquiavélico, no hubo héroes, sólo personas que vivían su día a día. Salió mal porque la personas de aquel pueblo decidieron pensar, razonar ante tal sufrimiento y desterrar la cerrazón y el odio de unos pocos al dolor del resto. Fue un cambio que poco a poco se fue introduciendo en la mentalidad de ese pueblo. La rabia y furia daba paso a la sabiduría, alejando, separando la idiotez y el extremismo. Unos pocos, los que pretendían manejar todo a su alrededor se fueron viendo arrinconados, separados. Las gentes de la comunidad hablaron y exigieron sabiduría. Y la sabiduría poco a poco fue haciéndose fuerte. Había costado mucho sufrimiento, pero el ser humano entendió que por encima de todo… A pesar de todo: LA VIDA ERA LO PRIMERO.

D. Cerrojote y Pakitanza (II)

D. Cerrojote y Pakitanza (II) Había leído tantas historias de cuentistas y cuenteros, D. Cerrojote en una en la que los ojos comenzaron a nublarse como poseídos por una razón sin sentido económico, decidió lanzarse al mundo a luchar contra las Consolas Nintendo... Su mayor enemigo era Mario Bross Mago cibernético que engatusaba a todas las criaturas con sus microchips... Por la mañana buscó y rebuscó en su armario. Su traje para luchar contra el Mago Mario Bross debía ser muy especial. Cogió un guardapolvos negro, gafas de nieve, pantalones negros, forro polar y botas de montañero. Comenzó a recitar el Código Máquina (código especial en el que debería hablar cuando se reuniese con el peligrosísimo Mario Bross)...

¡¡¡¡¡MUY IMPORTANTE!!!!!

¡¡¡¡¡MUY IMPORTANTE!!!!! Leed con atención es importante
VÍA TELÉFONO FIJO
Si te llaman (voz contestador automático) diciendo que por no tener teléfono Domo-mensajes has recibido un mensaje de texto y te indican que vayas pulsando una serie de teclas para recibirlo, no lo hagas, es una estafa.
VÍA TELÉFONO MÓVIL
Por sí no nos bastaba con los Virus Informáticos, ahora, la última moda son los virus vía móvil. Espero que esta noticia os ayude a prevenirlos.
ALERTA UTILIZACIÓN MÓVILES de interés para todos los usuarios de móviles. El último fraude en telefonía móvil ya esta en la calle. Se trata de un fraude que puede perjudicar seriamente nuestro bolsillo. El hecho ya se ha confirmado por las propias compañías de telefonía móvil, como AMENA, MOVISTAR y VODAFONE. Los consejos que se dan a continuación evitarán que seamos las víctimas propiciatorias de esta actividad fraudulenta:
1º.- Sí recibe una llamada al móvil, y en la pantalla aparece INVIABLE con DOS signos de exclamación ("!!"): NO DESCUELGUES EL TELÉFONO, NI INTENTES RENUNCIAR A LA LLAMADA. Déjalo sonar hasta que pare, y después borra directamente la llamada perdida. Se trata de un virus muy potente que destruye por completo el mecanismo del teléfono: cuando esto pasa es imposible arreglarlo o tratar de encontrar una solución al problema.
2º.- Sí recibe en tu móvil un mensaje diciendo que llame al (11) 41455414: NO LO HAGAS NI EN BROMA. Sí caes en la trampa hará que el gasto de tu cuenta o tarjeta se multiplique hasta el infinito.
3º.- Si te llaman al móvil y te dicen que se trata de un proveedor y a continuación, te piden que marques un número (del 0 al 90) para comprobar que el funcionamiento del aparato es correcto NO LO HAGAS Y CUELGA ENSEGUIDA. Con este método se accede al código de tu tarjeta SIM (el alma de tu teléfono), pudiendo cancelarla y crear una nueva.
4º.- Sí recibes un mensaje en tu móvil diciéndote que tienes una transacción y que tienes que llamar al 1749, BORRALO DIRECTAMENTE. Sí llamas, tu tarjeta SIM se duplicará y desde este momento podrían llamar desde tu número. Naturalmente a tu cargo. Este tipo de estafa se está produciendo a gran escala, por el que se ruega que esta información se haga extensiva a cualquier persona que conozcas y que sea usuario de un teléfono móvil.
PARA PC,s
¡¡¡¡¡¡¡¡URGENTEEEEEEE!!!!!!!!!
La información viene de Microsoft, y de Norton. Por favor, transmítela a cualquier persona con acceso a Internet. Si recibes un correo electrónico en una presentación de PowerPoint, Aparentemente inofensiva, titulado: La vida es bella.pps NO ABRAS EL ARCHIVO BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA Y BORRALO INMEDIATAMENTE.
Si abres este archivo aparecerá en tu monitor un mensaje: "Ahora es tarde, su vida no es mas bella" y en seguida PERDERÁS TODO LO QUE TENGAS EN TU PC y la persona que lo envía tendrá acceso a tu nombre, e-mail y contraseña.
Se trata de un nuevo virus que ya ha comenzado a circular. Los Software Antivirus no son aptos para destruirlo. El virus fue creado por un hacker que se autodenomina "el dueño de la vida" y tiene en mente destruir los PC domésticos. Viene disfrazado con una extensión pps.
COPIA ESTE CORREO PARA TODOS TUS AMIGOS Y RECUERDA: SI LO ENVÍAS A TUS AMIGOS, NOS BENEFICIAS A TODOS

D. Cerrojote y Pakitanza...

D. Cerrojote y Pakitanza... En un Lugar de Atra de cuyo nombre no sé si acordarme, no ha mucho tiempo residían dos personajes ciberplumíferos de los de tecla en Internet, Blog a las 6 y pico, poetas ciberespaciales... Su neurona comenzó a chorrear el día en que, vieron arder en el Infierno un Gigante siniestro (la torre Windsor) Decidiendo relatar tal hecho nefasto...

Resultando que...

(puede que continúe

En la gloria

En la gloria San Zhen-Cerro disfrutando de la quinta esencia de su éxito. (Agencia de Inteligencia QÑO)

Recetas Infernales: Un día de campo

Recetas Infernales: Un día de campo Un día de campo.

A Cerrolaza (Lo prometido es deuda)

¡Por fin era sábado por la mañana!. Había quedado con la gente que conocí por Internet. En realidad no los conocía ¿Quién me mandaría a mi ser tan hospitalario e invitarlos a un arroz a la lumbre?. Es cierto que había hecho decenas de Paellas antes, pero siempre me pongo nervioso cuando llega un día de campo y arroz. Mi arroz con conejo tiene fama entre mis amigos, pero esta gente es de fuera y no sabía si les gustaría la paella de otra forma. Compré los dos conejos donde “La Tomasa”. Mira que cría bien los conejos esa mujer, nada de pienso, todo hierbas de la huerta. Y qué suerte que tuviera tomates recién cogidos, qué bien olían esos tomates. No hay nada como comprar estas cosas donde se crían. Odio los conejos de carnicería, parecen ratas insípidas. ¿Y los tomates? Todos envueltos en ese plástico, que parecen de cera y cuando los abres ni siquiera echan olor; no es que huelan mal, sino que ni huelen. A eso de las diez comencé a recoger la paellera, los hierros y las pastillas de fuego para llevarlos al coche. A Cerro y los otros les quedarían un par de horas para llegar, pero ya debían estar en viaje. En mi mente daba vueltas el nombre de Cerro ¿Por qué le llamarían así?. Sólo me sonaba a “cerro de Úbeda” y, la verdad, es que divagaba mucho en los foros de Internet. Suponía que era por eso.

Ya era sábado por la mañana. Observaba como se acercaban, desde el fondo de la calle, Mariano y “el pequeñajo” con su chica. No tenía nada claro si habría sido buena idea quedar para ir a comer una paella a la ciudad de Juan, tan lejos, pero es lo que tiene Internet, que te animas, te animas y, al final, quedas con alguien que no conoces en realidad. Menos mal que éstos, por una vez, fueron puntuales; Alicia se quedó dormida en el coche y tuve que dejarlo en marcha para que no se congelara. Buen madrugón les hice dar a todos con mi afabilidad y mis ganas de quedar con gente. A esas horas tan tempranas, Mariano ya venía fumando uno de esos cigarrillos adulterados que siempre lleva en su pitillera. Con razón le llaman Mariano, llamándose él Ramón. Jeremías y Ester traían unos ojitos de no haber dormido en toda la noche. Seguramente venían directos de la juerga del Viernes. Cuando llegaron a mi altura, los tres me sonrieron
- Buenos días, Cerro – Me saludó Mariano
- Buenos días, banda – Respondí al trío – Venga, vamos que nos queda un viajecito.
- Ya te vale. Haber quedado tan lejos para comer. – Me decía Jere mientras bostezaba
- Te recuerdo que al final os apuntasteis todos.

A eso de las doce, comencé a ponerme más nervioso y un poco impaciente. Ya había cogido el mejor sitio del monte, donde la barbacoa está al lado de la mesa de piedra, para que estuviéramos todos cómodos. Gracia, mi mujer, estaba preparando las neveras con el hielo y las cervezas para que estuvieran bien frescas a la hora de comer. También ordenaba los vasos y platos de plástico, ponía unos manteles de papel sobre la mesa y los sujetaba con piedras para que no se los llevara el viento. Mientras, yo azuzaba el fuego que acababa de encender. Jorge, mi hijo de cinco años, traía palitos para “ayudarme a trabajar”. En realidad le encantaba tirar palitos al fuego y verlos arder desde lejos. Estaba todo listo, el fuego ardiendo, la comida en las bolsas, la mesa puesta y, las cervezas, que ya venían frías del frigorífico de casa, en hielo para que se pusieran en su punto. Debían estar a punto de llegar...

Eran las doce. Juan estaría ya esperándonos, pero nos perdimos por las carreteras secundarias y tuvimos que preguntar cinco veces, andando y desandando caminos para, por fin, encontrar el que nos llevaría hasta la explanada del monte donde habíamos quedado. Mientras íbamos por un camino de tierra, no sabíamos si era el adecuado o no hasta que Alicia dijo:
- Por ahí se ve humo. Quizá sean ellos
Efectivamente, eran ellos. Pero yo no podía estar seguro. En realidad no conocía a Juan, sólo había hablado con él por Internet. Pero ese matrimonio y su hijo, debían ser ellos. No era normal tener tantos bultos de comida para dos adultos y un niño pequeño. Mientras nos acercábamos, los tres, colocados uno al lado de otro de manera que parecían un comité de bienvenida, nos esperaban al fondo, mirándonos.

Por fin vimos aparecer un coche. Gracia ya me había preguntado un par de veces:
- ¿Seguro que van a venir?
- Seguro... Seguro... – Le respondía yo con tono algo fastidiado, pero con cierta duda interior.
El todoterreno se acercaba lentamente por el camino de piedras. Dentro venían cinco personas. Gracia y Jorge se colocaron a mi lado, los tres los mirábamos, yo hice un saludo levantando el brazo y vi cómo se encendían las luces a ráfagas. Efectivamente, tenían que ser ellos. Me dirigí al conductor, mientras éste se bajaba y le dije:
- ¿Cerro?
- Sí, ¿Juan? – Me respondió él
- El mismo – Le sonreí.

Después de bajarme del coche y cuando se acercó a mí, nos presentamos y nos apretamos las manos. Por fin habíamos llegado. Juan lo tenía todo preparado. Nos presentó a Gracia y a Jorge, su familia y, en seguida, nos abrió una cerveza a cada uno. Él se dirigió a la barbacoa a avivar un poco el fuego y, según dijo, para empezar a cocinar.

Una vez hechas las presentaciones y descorchados unos botellines, comencé a prepararlo todo para hacer el arroz. Puse la paellera en el fuego, y vertí dentro un buen chorro de aceite puro de oliva. Pronto éste estuvo caliente y eché el conejo troceado. Noté como Alicia y Cerro, que se habían acercado para ver cómo hacía el arroz, ponían una cara un poco rara al ver la carne.

Cuando Juan se puso a cocinar, Alicia y yo nos acercamos para hacerle compañía. De pronto, Juan cogió una bolsa de donde salió una carne (de conejo según parece) toda roja. No parecía de los que yo solía comprar en las carnicerías. Esta tenía mucha más sangre.
- ¿Por qué no le lavas la sangre? – Le pregunté con un poco de prudencia, ocultando mi aprensión.
- La sangre no se le lava al conejo, le da más sabor al arroz. – Me respondió Juan. Y yo me quedé pensando en si Alicia, al final, probaría este arroz

Me di cuenta de que Cerro y Alicia no entendían nada de conejos al pedirme que lo lavara. ¡Lavarle la sangre a un conejo de huerta!.
- Si lo lavas, pierde mucho sabor. Mirad cómo se fríe y qué olor desprende. – El olor del aceite y la carne friéndose empezaba a impregnar todo el paraje.
- ¡Esto se merece una caña! – Dije con ánimo. Lo que hizo que Alicia, en seguida, me trajera un quinto, que al cogerlo casi me congela la mano. - ¡Está en su punto!.
Una vez que el conejo estaba bien frito, lo fui sacando del aceite y poniéndolo sobre una fuente.
- ¿No le echas unos ajos? – Me preguntó cerro. - ¡Le darían buen sabor!
Para mí es casi un sacrilegio poner ajo al arroz con conejo, pero no se lo dije a cerro y le respondí todo lo amable que pude:
- Es que yo nunca hago el arroz con ajo.

Cuando Juan me dijo que nunca le echaba ajos al arroz, me quedé extrañado, yo se los pongo a casi todo y me sale una paella buenísima. Pero no quise insistirle porque aún no había suficiente confianza y, al fin y al cabo, era él quien estaba cocinando. De todas formas, entre la sangre del conejo y que, por lo que veía no le iba a echar mucho más para dar sabor, no me parecía que fuéramos a comer el mejor arroz de nuestra vida. Menos mal que por las bolsas vi que había más cosas de comer y, como no nos conocíamos, siempre me quedaba el recurso de que yo soy de poco apetito. Una vez que el conejo estaba frito, mientras lo sacaba a la fuente, Juan ofreció una molla a Alicia. Alicia la tomó más por educación que por ganas, pues lo de no lavarlo la había dejado un poco aprensiva. Cuando por fin se decidió a llevársela a la boca, noté cómo le cambiaba la cara. Abrió los ojos con admiración y dijo: - ¡Está buenísima!. Entonces me dio a probar un trozo y lo corroboré. Efectivamente, ese conejo tenía muy buen sabor; a pesar de la sangre.

Cuando les di a probar el conejo frito, se les notó en las caras, antes de que lo dijeran, cuánto les gustó. Estaba claro que debían haberse convencido de lo bueno que era dejar la sangre en lugar de lavarla.
En seguida comencé a sofreír el tomate. Cerro volvió a sugerirme, muy amablemente, que le pusiera ajos. ¡Menos mal que no había traído! ¡Qué fuerte! ¡Ajo!. No sé qué comerán estos por ahí, pero un arroz con conejo nunca puede llevarlo. ¡Un sacrilegio, vamos!. El tomate estaba listo y ya sólo faltaba añadir el agua, la carne, un buen chorro de aceite de oliva y esperar a que hierva para echar el arroz. Era el momento de tomarse una caña y hablar tranquilamente con mis nuevos amigos.

Cuando Juan puso el agua a hervir, fue cuando nos pusimos a hablar más de nuestras cosas y cuando realmente empezamos a conocernos. Juan era tan divertido en directo como a través de los foros, quizá algo menos elocuente, parecía más tímido, pero me seguía cayendo igual de bien. Además, su mujer, adorable, siempre estaba preocupada por que no nos faltara de nada y su hijo, un crío que no paraba pero que era un número.

El rato que estuvimos hablando hasta que hirviera el agua, fue cuando en realidad terminamos de coger confianza. Ya casi parecía como al escribirnos en el foro, yo empezaba a perder la timidez que siempre tengo al principio, en parte gracias a los cuatro quintos que ya llevaba, en parte a que Cerro, Alicia, Mariano, Jere y Ester eran un encanto; y estoy casi seguro que también tenían algo que ver esos cigarros a los que me invitaba Mariano constantemente.
Al cabo de unos minutos, comenzó a hervir el agua. Me dirigí de nuevo al fuego a echar el arroz. Cerro, que parecía interesado en cómo lo cocinaba, se vino conmigo. Rocié el arroz por encima, lo removí un poco para que se distribuyera bien por todo el recipiente y le añadí el colorante.

Al levantarse Juan para continuar con el arroz, después de haber tenido todos una conversación bastante agradable, me fui con él. Mariano se había pasado un poco con sus “cigarros” y, para mí, que Juan no estaba acostumbrado a eso. Así que me pareció que estaba un poco mareado. Le acompañé para que no se le cayera la paellera al suelo o algo así. El hecho de que removiera el arroz con la rasera después de añadirlo, me confirmó que ya descontrolaba algo. ¡Todo el mundo sabe que eso no se hace!

Noté como Cerro me miraba raro cuando me vio distribuir el arroz. Le expliqué que yo siempre lo hacía y, así, quedaba uniforme y cocía en todos lados por igual. Ajusté un poco el fuego con unos palos para que le diera el mismo calor por todas partes. Luego lo probé de sal y le pedí opinión a Cerro. Para mi gusto estaba bien, pero no quería parecer “el dictador de los arroces”.

Juan me dio a probar el caldo. Lo encontré un poco soso. Yo le hubiera echado bastante más sal, pero no queriendo ofenderle, le dije que, en mi opinión, le faltaba un poquito. Juan le echó un poco, menos de lo que le hubiera añadido yo. La siguiente vez que me lo dio a probar, le dije que perfecto – Aunque, para mí, seguía algo soso-.

Después de veinte minutos, más o menos, el arroz estaba hecho. Lo probé y estaba en su punto. Le pedí a cerro que me ayudara a apartar la paellera del fuego, la cogimos entre los dos y la llevamos al centro de la mesa de piedra. Allí estaban esperándonos todos. Jere tenía cara de hambre y le faltó aplaudir cuando llegamos. Ester empezó a repartir tenedores entre todos. Pregunté si no preferían comerlo directamente de la sartén. Mario, con una cerveza en una mano y un “cigarro” en la otra, dijo que por él bien. A mi me dio la sensación de que cualquier cosa le iba bien en ese momento. Comenzamos a comer. Está feo decirlo, pero ese día me salió un arroz de los de mis mejores días y todos lo afirmaron. Hasta Jorge se lo comió todo sin rechistar, lo cual, para lo que come este crío, era muy buena señal. Regamos el arroz con un vino que había traído Cerro. Yo no me fiaba mucho de ese vino antes de abrirlo, pero resultó que era excelente y hacía la mezcla perfecta con la comida que teníamos. Comimos, bebimos, charlamos, sobre todo charlamos, tomamos los postres y, al final, el día que había empezado con tantas dudas, resultó que estaba siendo de lo más agradable.

Cuando Juan decidió que el arroz estaba listo.- En mi opinión un poco entero – Lo llevamos a la mesa entre los dos y comenzamos a comer. Decidimos comer todos de la sartén, lo cual fue un acierto porque era mucho más cómodo. Al probarlo, por fin - Debo reconocer que lo hice con algo de aprensión- me sorprendí. ¡Resultó estar excelente!. Casi no podía creer que, a pesar de la sangre del conejo, a pesar de no haberle puesto ajo, tuviera tan buen sabor. Comimos, hablamos mucho y de muchas cosas, nos bebimos todo el vino que había traído y que siempre me da tan buen resultado en las comidas o cenas y las dudas que tenía por la mañana sobre cómo íbamos a pasar este día se iban disipando.

Llegó la hora en la que mis nuevos amigos se tenían que ir. Tenían un par de horas de viaje por delante y no podían partir muy tarde. Recogimos todo lo que habíamos puesto por medio y apagamos bien el fuego. A todos nos daba pena despedirnos, Jorge había hecho buenas migas con Jere y con Mariano. Éste, incluso, dejaba de fumar cuando jugaba con el pequeño. Alicia, Ester y Gracia también habían hecho buena amistad y se besaban citándose para otra ocasión. Yo, a su vez, me despedía de todos, especialmente del que había provocado esta reunión en el momento en el que se enteró que yo hacía arroces, casi invitándose a sí mismo a uno y que, desde ese día, se había convertido en un nuevo y buen amigo para mí.

Se hizo la hora de partir. Estábamos todos muy a gusto charlando, pero nos quedaba un viaje por delante y no era cuestión de conducir demasiado cansado. Lo poco que bebí ya se había bajado y no fumé nada de lo que llevaba Mariano. Era el momento de irse. No sin pena, me despedí de ese trío encantador que acababa de conocer. Me iba casi sin comprender como un tipo que utilizaba un conejo sin limpiar y no ponía ajo en casi nada podía cocinar un arroz tan exquisito. Pero lo más importante era que tenía unos nuevos amigos. Hasta este día Juan era un icono en mi ordenador y, a partir de entonces, era una persona con su voz, su mirada, su familia. Y, además, me gustaba ese tipo. El día dio de sí, había sido un gran día de campo.

Pablo A.

Recetas Infernales: Postre y Segundo Plato

Recetas Infernales: Postre y Segundo Plato Empiezo por la repostería
porque soy algo golosa
y tengo una tarta mía
que está rica y deliciosa.


Tarta de galletas y almendras.
(¿Habrá quién, esta receta, comprenda?)


Ingredientes: ( la cantidad ha de ser según la gente)
(Para cuatro personas, pongo yo estas medidas).
Un paquete de galletas María
Unas almendras; ni profusas ni reducidas,
Nata, que ha de espumarse, y bien fría.
Café, una cafetera de seis tazas, (no hace falta que las midas)
Leche condensada. Un bote de la marca “La Vaca jovial de mi tía”


Preparación:

Se hace, de café, una cafetera.
Se deja, el café, enfriar.
(Entretanto, sigue la receta pastelera)
Se mezcla la leche y la nata ( ya espumada)
Se bate, se bate y no hagas más nada.
Hasta que acabes de batir, claro... con la batidera.
Luego pones las galletas a remojar,
en el café frío, ¡Pero cuidado! ¡Que se hacen una plasta aplastada!,
(Si las dejas mucho impregnar)
Las almendras has de pelar, laminar y tostar.

Y ahora viene la gran gozada.

En una fuente, ni plana ni honda,
vas colocando las galletas, (mojadas en café previamente)
llenas la bandeja de galletas redondas,
y encima pones la mezcla de nata y leche, (alisando la crema, muy paciente)
luego esparces algunas almendras ( ya mondas)
y tostadas, ¡eso es importante! ¡Crudas son repelentes!
Y continuas otra y otra y otra y otra ronda,
Haciendo lo mismo, (galletas, crema y almendras), sucesivamente.

Al final pones más crema, (que las galletas esconda)
Y muchas almendras, esparcidas adecuadamente,
Si lo deseas, para adornar con más blonda,
Pones guindas granas, ¡qué son excelentes!
Y acabada ya la gran tarta oronda
La metes a la nevera y la dejas, (sé valiente)
Y aunque la veas rica, suculenta y con fronda,

¡Aguanta, sin tocarla, hasta el día siguiente!
Que sólo entonces estará deliciosa y seronda.
¡ A hincarle con goce y regodeo el diente!


D. S. Espuma.

...............

TERNERA GRATINADA

No podía ser. De nuevo todo estaba en marcha. ¿Había muerto otra vez? Debía ser eso, pero esta vez su paso por el lado oscuro y frío apenas había durado un instante. Claro que la última vez ese instante que ella había sentido se tradujo en dos siglos y medio de tiempo en la Tierra, porque ella siempre había vuelto a la Tierra. ¡Qué obsesión tiene el Jefe Supremo conmigo! Con lo bien que dicen que se vive en Las Perseidas o en Urano. Dicen que en Urano se come estupendamente.
No sé por qué creo que mi vida de nuevo en la Tierra no va a durar mucho. Confesé mis crímenes o mis pecados, cómo queráis llamarlos, bueno, casi todos pero creo que, una vez más, me pillaron. Ya sabía yo que era mi última oportunidad. Dicen que a otros les han arrojado a las entrañas de bichos inmundos o los han enterrado como semillas en el suelo transformador y se han convertido en debiluchas plantas. Todavía me acuerdo cómo me divertía al pisar margaritas en el campo o cómo despachurraba los asquerosos insectos entre mis manos. Qué divertido, pensaba. Pobre ignorante, ahora podría ser yo uno de ellos.
Espera, que ya me toca. Por si no lo sabéis, ése que está ahí es el que reparte los papeles en la nueva vida. ¡Shhhhhhhhhhh! Me toca.
-¡Hombre, tú de nuevo! Te tengo algo muy especial.
Estoy temblando, su pérfida sonrisa no puede ser tranquilizadora. Pero miradlo, si se está relamiendo.
-Decidido, vas a ser ternera en los campos de Galicia.
¿Quuuueeeeé? ¿Yo ternera? ¿Yo que era…?
No me dejó terminar. De nuevo y antes de pronunciar las palabras que se me atropellaban en la garganta, estaba en el túnel de regreso a la vida. Atrás quedaba la luz y me disponía a aterrizar de nuevo, ahora en forma de ternera gallega. Y no es que tenga nada en contra de las terneras gallegas, de hecho, la última vez que viví en España era mi plato favorito.
¡Oh, no! Me voy a convertir en alimento, en comida, en placer para unas bocas despiadadas que me hincarán el diente sin pudor.
-¡Eh! ¡Los de arriba! ¡Qué prometo portarme bien si me dais otra oportunidad, que no quiero morir para que otros se chupen los dedos…!
-Demasiado tarde, pero te daremos otra oportunidad si como ternera alcanzas todas las expectativas puestas en ti.
Así que ya veis soy una saludable ternera gallega. Ha pasado el tiempo y no ha sido tan malo, la comida no me gustaba demasiado pero no tenía nada que hacer, todo el día vagueando, comiendo (alfalfa, hierba, paja en invierno…) y tomando el sol o paseando por el campo, pero creo que mi vida debe estar llegando a su fin porque ya he cumplido un año y me están alimentando demasiado bien en estos últimos meses. ¡Qué poco dura lo bueno!
¿Qué pasa ahora? ¿Me vais a poner cables? No, tontos, que me voy a electrocutar. ¿Y ese cuchillo? Ese cuchillo es, es para…
La sangre, mi sangre corre por el suelo, la mano del matarife manchada con mi líquido vital sonríe. ¿Por qué sonríe? Pero un momento, si estoy muerta cómo es que sé lo que está ocurriendo. Esto sí que es un misterio. A lo mejor en este estado de muerte consciente está la clave para elegir una siguiente vida mejor. ¡Eso debe ser!
Pues una vez muerta no duele nada. Mira me están abriendo en canal. Si estuviera viva me moriría de asco. No, que es broma, debo estar de rechupete. ¿Qué me comería yo si pudiera?,… Déjame pensar. Creo que me comería unos filetitos tiernos, tiernos de mi misma con, con… ¡Ah ya sé! Con un lecho de cebolla, sofrita lentamente, sin prisas, al amor del fuego, de ese fuego del infierno que voy a disfrutar o padecer pero suavecito como si acariciara transformando el duro corazón de la cebolla en suaves láminas delicadas. Mejor será que lo explique bien:
INGREDIENTES (4 Personas):
½ Kg. De cebollas
4 Filetes de ternera muy tiernos
Queso rallado

MODO DE HACERLO:

Se corta la cebolla en aros no muy gruesos y se sofríe a fuego lento sin que se dore la cebolla, sólo debe quedar muy tierna. Una vez sofrita se dispone en una bandeja de horno.
En la misma sartén dónde se ha sofrito la cebolla (para ahorrar cacharros) se fríen ligeramente los filetes de ternera. Vuelta y vuelta. Se disponen en la bandeja de horno encima de la cebolla.
Se cubre todo con queso rallado. Se disponen algunos pegotitos de mantequilla o margarina sobre el queso y se introduce en el horno a gratinar. Una vez gratinado se sirve inmediatamente.
Se puede acompañar con patatas fritas (si son gallegas mejor, por eso del maridaje, esa palabreja que está tan de moda y usan todos los Arruínanos de este país y yo, aunque ternera no voy a ser menos).
Como vino, un buen rioja o elegid vosotros al gusto que me estoy cansando de dar tantas facilidades. Bueno perdonad es mi genio que ni de ternera muerta puedo apaciguar, es que se me hace la boca agua y yo no me puedo comer a mi misma.
En fin, espero que esto me redima y en la próxima vida pueda ser el sultán de Brunei que también come bien y no hace mucho, los supermuchiricos deben ser así.
Os veré en la siguiente vida. ¡Hasta pronto!

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