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Calavera Infernal

Diario Calavera (37º día): La Bruja y el Diablo II

Diario Calavera (37º día): La Bruja y el Diablo II ...Todo estaba preparado.
La muchedumbre se agolpaba en la plaza de la aldea dispuesta a presenciar el espectáculo.

Lo que sería después la gran pira presidía el centro de la plaza. El jurado, a la derecha, en un improvisado palco, esperaba el gran momento

La muchacha fue conducida hacia la que sería su hoguera mortal. Llevaba el rostro tapado con una capucha negra. No se atrevieron a descubrirle el rostro desde su captura nocturna. Sabían que las brujas, a la luz del día, se convertían en una visión terrorífica imposible de olvidar para los ojos humanos. Annia apenas podía andar. Su cuerpo maltratado agotaba los últimos momentos de cordura con un paso lento, arrastrado, intentando mantener su cabeza encapuchada erguida, como si sus ojos adivinasen a través del oscuro paño los ojos que la seguían. La multitud bajaba la cabeza a su paso, muerta de miedo

Su cabello rojizo y ondulado se dejaba caer sobre los pechos pequeños, desafiando ese sol magnífico de aquella primavera de 1394. Todo estaba listo. Al fin se haría justicia. La bruja iba a ser quemada.
El juicio fue rápido. Demasiados testigos juraron ante Dios ofreciendo su testimonio.

Hubo quien la vio preparar sus ungüentos para volar, mezclando corteza con unto de caballo y culebra, para después impregnarse las corpas y las ingles al tiempo que decía las palabras prohibidas:

“De viga en viga con la ira de Dios y de Santa María”

Otros tantos oyeron sus cánticos sin palabras, ofreciendo su cuerpo al diablo que, unas veces con apariencia humana y otras de macho cabrío, se acercaba al claro del bosque para deleitarse en su cuerpo, tras una serie de danzas más allá del Serc , hasta completar el círculo de trece. Juraron llegar a ver cómo las uñas de la muchacha se clavaban en la espalda de la bestia y afirmaban que aquellos gemidos les perseguían en sueños, terribles ensoñaciones que no cesaban desde entonces.

La vieron quitarse la piel y ponerla en remojo en una tinaja antes de subirse a la escoba, maldecir a Dios, beber la sangre de niños pequeños muertos en sus manos…

Hubo hasta quién afirmó haber visto a la muchacha de la anaranjada cabellera cortar una caña verde a la luz de la luna para hacerse su escoba, rellanarla de pelo de macho cabrío negro tras secarla sobre una tumba, mientras pronunciaba de nuevos las palabras prohibidas al tiempo que introducía los pelos por cada uno de los siete agujeros de la caña:

“Furgiten infernales legiones por las fauces del cancerbero y por medio de Plutón y Proserpina”

Aunque la prueba definitiva, la que tuvo más peso, fue la marca de Annia en su pecho: Una mancha rosada con forma de pétalo de rosa, insensible a los castigos, según sus torturadores. Sólo las brujas eran marcadas por el diablo, para ser reconocidas. Definitivamente era una de ellas. Y hoy se haría justicia.

Se hizo un silencio expectante en la plaza de la aldea cuando la muchacha fue maniatada en el centro junto a los matorrales que habrían de arder poco después.
Thomas se hizo un hueco entre la multitud, empujado por un sentimiento extraño que lo conducía hacia las proximidades de la bruja. Iba como hipnotizado, guiado a su destino con paso firme y con voz callada.

El silencio se prolongó durante unos minutos. No se oían las aves. No se oía el viento. Silencio infernal. O silencio divino.

Sólo la respiración profunda de la muchacha que hacía mecer sus rizos anaranjados en un suave compás. Sólo el sonido del miedo de la gente que purgaba sus culpas en la hoguera ajena.

Thomas se adelantó y se dirigió a los miembros de los hombres sabios, aquellos que habían sentenciado a muerte a la muchacha y pidió ver la cara de la condenada.

Continuó el silencio. La muchacha murmuró algo ininteligible y su verdugo le quitó la capucha dejando su rostro al descubierto. Y dirigió sus ojos hacia Thomas y se quedaron en los de él. No tenía miedo. Antes de morir quemada, tenía que decirle algo…
(Cont…)

2 comentarios

Goreño -

Muy bueno, es un verdero derroche de imaginación sobre los aquelarres y las condenadas brujas. Pero tengo una curiosidad, Merche, mencionas el año 1394, ¿tiene algo de histórico este relato?, porque en Granada se cuentan cosas muy raras.

white -

Bruji, ten cuidado con lo que comes y con las cremas y afeites que te echas que luego mira lo que pasa.