Blogia
Calavera Infernal

Diario Calavera (40º día):11-M (II)

Diario Calavera (40º día):11-M (II) Hoy volvía a casa después de hacer una gestión cualquiera, e iba a comprar el pan. Voy tan tranquilo, por Coslada, un pueblo tranquilo, andando por calles tranquilas, y de pronto, susto. En la puerta de cada comercio, se agrupan los trabajadores del mismo, en completo silencio. Delante del super habrá unos quince. Todos callados.

Aquí pasa algo raro (yo no sabía nada).

Sigo caminando, pero lentamente; iba alerta, pensativo, un poco asustado. Me detengo cuando comprendo: se está conmemorando lo que pasó hace un año. Es 11 de marzo. Miro a la gente. Todos callados.

Entonces, se oyen unos tímidos aplausos, respiro, y sigo mi camino...

Coslada es un pueblo del extrarradio de Madrid que está en esa república que imaginaba el periodista. Había gente de aquí que iba en los trenes. Gente de aquí: o de Rumanía, o de ambos lugares. En este pueblo, el 5% de la población, un poco más, es rumana. Se oye rumano por todas partes.

Acaso llegaron en coches de segunda mano, o en autobuses de compañías con políticas de seguridad bastante flexibles, o en trenes de cercanías donde de pronto, cuando estás volviendo a casa de una jornada cualquiera rodeado de gente que vuelve a casa de una jornada cualquiera (cada cual la suya y Dios en la de todos), te encuentras a una pareja cargada con un montón de trastos que parecen los trastos de una vida.

En fin, hay rumanos por todas partes. Apenas hay paquistaníes, afganos, árabes: estos, por alguna razón, han elegido otros barrios. Aquí hay rumanos. Gente que ha venido desde lejos pero que también es de aquí porque viaja en estos trenes, y claro, puede encontrar incluso la muerte en estos trenes, o en estas calles. Y cómo no van a ser de aquí, si están al lado y no como tanto español bien español que jamás se subiría a un cercanías.

El Pozo, Santa Eugenia... Atocha... el corredor del Henares, la dependienta de la panadería silenciosa en la puerta de su comercio, los trabajadores del super formando su silencioso grupito... yo mismo, paseando despacito porque esto no es habitual... los rumanos, los colombianos, unos cuantos polígonos industriales, unas pocas carreteras con sus correspondientes puticlubs... en fin, un rincón discreto del primer mundo, y de pronto, aquí ha sucedido algo, tenemos algo que contar, y resulta que lo que tenemos que contar es que nosotros también, como todos vosotros, somos carne de cañón. Pero también quizá podemos aprovechar y decir que no queremos que nadie sea carne de cañón.

6 comentarios

Stuffen -

Yo había leído este texto en el magnífico montaje que hizo Jimul, pero no lo había comentado aquí.
Quería decirte que me encantó, Pakito.

Pakito -

Gracias por vuestros comentarios.

Este texto salió de un foro, fue algo bastante espóntaneo.

Muchos no conocíamos personalmente a ninguna víctima, pero recordaremos siempre esos momentos en los que había que hablar por teléfono con todo el mundo porque cualquier familiar o amigo podría estar muerto, porque los atentados golpearon demasiado cerca y demasiado fuerte y podría haber sido cualquiera. No creo que haya mucha gente en esta zona (los pueblos y barrios que recorre la línea de tren que fue atacada) que no se haya sentido atacada personalmente. Y es una zona anodina, difusa, sin grandes pretensiones de cohesión, sin una verdadera comunidad. Un espacio, sin más, pero ante algo así, uno sí siente que quiere un poco a estos barrios tan intercambiables con otros cualesquiera, y a su gente.

En fin, que mi homenaje a las víctimas tiene que ser un homenaje a la gente que vive aquí. Y, para no sonar demasiado localista o patriota (no lo soy, de hecho soy bastante infiel con las patrias, podría decirse que querría coleccionarlas), me gustaría dedicar también esas palabras a todos los que desde lejos se solidarizaron y se preocuparon.

En el mejor de los casos, saldrá algo bueno de lo malo: estaremos más atentos a todo, más despiertos, y jamás olvidaremos nada. Y quizá de rebote sintamos una solidaridad hacia nuestros semejantes que o bien es nueva o bien no se ha mostrado aún.

Iris -

Precioso, pakito.
Yo creo que no es que los sintamos diferentes.Es un poco de miedo el que sentimos ante lo ajeno que rompe un poco el escenario que teníamos.Una vez comprendamos que el escenario es el mundo y el atrezo toda la humanidad, el sentimiento de extrañeza hacia los extranjeros, cambiará.8esto a propósito del tema)Con respecto a recordar a las víctimas.Yo me siento desolada por las familias más que por los muertos.Por ellos siento la rabia de no poder vengarlos porque sino no podría decir que estoy en contra de la violencia.

Octavia. -

Qué bonito , gracias ...

Goreño -

Pero cuándo, White, ¿cuándo llegará ese día que se imponga el sentido común?

white -

algún día sentiremos a todos los humanos como hermanos y espero que en ese día no tengamos que lamentar más pérdidas.